José A. Puglisi. Madrid
Los ancianos temen, en gran medida, a una fractura de cadera. Sin embargo, no se trata de una mera preocupación. El coordinador nacional del grupo de trabajo de la osteoporosis de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), José Carlos Bastida, indica que ocho de cada 10 pacientes con fracturas de cadera quedan con algún tipo de discapacidad posterior, y un 20 por ciento fallece antes del primer año. Las cifras refuerzan su postura de invitar a luchar contra la osteoporosis y en tomar en consideración otro tipo de fracturas igual de importantes, como las vertebrales.
José Carlos Bastida, presidente SEMG Galicia.
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“Un elevado número de pacientes que llegan al hospital con fractura de cadera no tienen un tratamiento contra la osteoporosis y, el 80 por ciento de los que vuelven a su casas, salen del centro en esas mismas condiciones”, explica el también presidente de SEMG Galicia. Unos datos que le preocupan, especialmente al existir aproximadamente 2,5 millones de ciudadanos con osteoporosis, “habiendo un gran porcentaje de ellos en los que siquiera ha sido diagnosticado”, apunta.
Con 50.000 fracturas de cadera y medio millón vertebrales al año, Bastida recomienda el uso correcto y constante de los tratamientos contra la osteoporosis, “lo que permitirá reducir el riesgo de padecer una factura hasta en un 78 por ciento”, precisa. No obstante, también aconseja una mayor precisión en los diagnósticos, al considerar que el 20 por ciento de los casos quedan sin determinar, ya que en muchos casos se ignora la importancia de las fracturas vertebrales. De ahí, que aplauda algunas iniciativas como la implementación de Unidades de Fractura en algunos hospitales de España.
“Una mejora en el diagnostico también se traduciría en un ahorro para los servicios de Sanidad, ya una fractura de cadera tiene un coste básico de unos 10.000 euros, mientras que una vertebral oscila los 2.000 euros y de muñeca los 2.500 o 3.000 euros”, apunta Bastida. Otro de los factores que ayudarían a reducir los efectos de la osteoporosis son: una buena alimentación (con un consumo de unos 600 mililitros de calcio diario en adultos), eliminación de hábitos como el tabaco o alcohol, realización de deporte y consumo del calcio.
“Hasta los 30 años, el esqueleto sigue desarrollándose y es la oportunidad para alcanzar su máxima capacidad ósea, debido a que entre los 40 y 50 se mantiene estable y, a partir de los 50, comienza su disminución”, recuerda. En este sentido, asegura que “mientras mayor sea la masa alcanzada, la curva de decrecimiento será menos fuerte”.
Soluciones de primer nivel
La detección de la osteoporosis comienza al valorar los factores de riesgo en un paciente y determinar si tiene una edad superior a los 60 años, baja masa ósea, antecedentes de fractura por fragilidad (propios o familiares), peso por debajo de los 55 kilos, hábitos de alcohol o tabaquismo, raza, género y consumo de medicamentos, entre otros. Si, a pesar de contar con este escenario, existen dudas, el médico podrá optar por una densitometría ósea, donde se mida el porcentaje de riesgo de fractura de cadera, vertebral o general.
“Un porcentaje de riesgo superior al tres por ciento en fractura de cadera y del 20 por ciento en general son indicadores de alto riesgo y requerirán de un tratamiento, mientras que un índice inferior podrá moderarse a través de un cambio en los hábitos de vida”, aclara Bastida. En cuanto al coste-eficacia, el presidente del SEMG Galicia precisa que todo promedio superior al 7,5 por ciento es rentable y necesario.
Una vez determinado un elevado índice de osteoporosis, Bastida recomienda recetar un tratamiento personalizado que podrá ser revisado dos o tres veces al año para garantizar su correcta evolución y favorecer al beneficio del paciente. “Existen muchos pacientes que abandonan el tratamiento al observar algún efecto o incomodidad, sin saber que hay otras muchas opciones. Por eso es importante el control, permitiendo saber cuál es la fórmula idónea para cada paciente”.
Bastida recalca que todos los tratamientos existentes cuentan con una elevada eficacia y su amplia gama permite adaptarlos al tipo de paciente o modelo de vida. Sin embargo, ha indicado que ya existen nuevos avances tecnológicos que permitirán conocer, aún mejor, cada uno de los casos y ofrecer un tratamiento más a la medida. “El Hospital del Mar y el departamento de Física de la Universidad de Santa Bárbara (California) han desarrollado un modelo de prueba diagnóstica que permitirá conocer cómo reaccionará el hueso a través de una microfráctura que se puede hacer a nivel ambulatorio”, destaca.
Para el coordinador de SEMG, la nueva tecnología será de fácil implementación en todos los centros hospitalarios, a partir de 2017-2018, ya que aún está en fase de investigación. En este sentido, la tecnología y fármacos están enfocados en diagnosticar y tratar con mayor precisión los efectos de la osteoporosis, sólo hay que aprovecharlos en su máxima expresión.
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