La necesidad de
reducir las listas de espera tras la pandemia de Covid-19 ha abierto el debate sobre cuál es la mejor fórmula para garantizar la eficiencia en los servicios de salud. La
Central Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ha descartado que se aplique cualquier
indicador de rendimiento sobre los facultativos orientado a establecer medidas punitivas, pero sí que ha apostado por mejorar el actual modelo que data de 1992. El despliegue de
incentivos para los profesionales y de
controles de calidad para asegurar la seguridad del paciente son sus dos grandes apuestas.
Estas medidas se plantean después de que el Sistema Nacional de Salud (SNS) cerrase 2022 con una lista de espera de
793.521 pacientes pendientes de una operación y un tiempo medio de demora de 120 días, lo que representa cerca de cuatro meses hasta poder entrar en quirófano. Mientras que el plazo para poder acceder a una
consulta con un especialista se elevó hasta los 95 días. Son 10 más que en el curso anterior, de acuerdo al
recuento del Ministerio de Sanidad.
Para poder atajar esta situación, la organización sindical ha insistido en la necesidad de que se establezcan una serie de objetivos a alcanzar tanto a nivel del departamento como individuales. La meta es que estos criterios sean
consensuados con los propios profesionales que, actualmente, desconocen en muchos casos si sus servicios han establecido algún baremo. “E problema era que el establecimiento de los objetivos y la participación están totalmente decapitados, no está funcionando”, ha explicado a Redacción Médica el presidente de CESM, Tomás Toranzo.
"Sin la participación de los profesionales en los objetivos, es imposible que funcione"
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Para poder garantizar que estas metas no suponen ningún problema en la seguridad del paciente, desde el sindicato defienden la utilidad de complementar la estrategia con
controles de calidad de la actividad asistencial. Eso sí, además del propio día a día de los médicos, también ven necesario que se mida la
parte docente e investigadora para no dejarla de lado.
“Lo que los médicos necesitan no son medidas punitivas, sino medidas incentivadoras y de reconocimiento con el que se genere un mejor clima laboral con criterios de organización más transparentes y participativos”, ha expresado Toranzo, quien ha recordado que
el complemento de productividad variable se ha ido relegando en el tiempo hasta quedarse en una medida “testimonial” para impulsar la actividad del médico.
Autoconcentración para las listas de espera
El presidente de la organización sindical ha advertido que actualmente el criterio que se viene utilizando data de
la época del Insalud, cuando se planteó la
concentración como una estrategia para reducir las listas de espera. Aunque solo se permitía en aquellos servicios que demostraran un rendimiento alto en la actividad asistencial, intervenciones quirúrgicas o pruebas diagnósticas.
A la espera de que cualquier comunidad pueda proponer un cambio, CESM no quiere aventurarse con una valoración previa, ya que considera que son
las consejerías las que deben abordar el debate.
“No hay ninguna propuesta formal”, ha apuntado Toranzo.
Lo que el sindicato sí que tiene claro es que el rendimiento no es el único foco que debe tener la reducción de las listas de espera, ya que aspectos como
la sobrecarga laboral, la mala organización, la escasez de plantillas de recursos humanos o la planificación sanitaria también juegan un papel importante. “Cuando se deja caer la idea de que parece que la lista de espera son consecuencia de una baja actividad profesional
, se está echando leña al fuego”, ha concluido Toranzo.
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