En noviembre de 2015 Podemos anunciaba el fichaje de Julio José Rodríguez, jefe del Estado Mayor de la Defensa hasta 2011, como candidato a ocupar el puesto de ministro de Defensa en caso de ganar los comicios del 20-D. Esta estrategia, que la formación liderada por Pablo Iglesias ha repetido en más ocasiones, no se ha podido llevar a cabo en sanidad. Se ha intentado, pero en todos los casos, la respuesta negativa ha sido una constante. Así las cosas, el partido se enfrenta a la repetición de las elecciones sin la figura de un ‘líder’ sanitario que se encargue de capitalizar su línea ideológica y ejerza como reclamo para los votantes.
“En esto se deberían haber esmerado un poco más porque no hay nadie con ese tirón”, afirman a LA REVISTA de Redacción Médica fuentes del partido, que han visto cómo en estos meses de negociaciones se desinflaba su carisma político sanitario, cuya cartera parece que ocuparía Carolina Bescansa, prácticamente por descarte.
Otra fuente destacada de la formación liderada por Iglesias reconoce que se intentaron acercamientos a los principales líderes de la Marea Blanca, caladero indiscutible del Podemos sanitario. Ese colectivo que “señaló el camino de la sensatez”, como llegó a decir el secretario general del partido cuando se discutían los parámetros de lo que iba a ser un pacto por la sanidad de un gobierno de coalición que no llegó a materializarse. Sin embargo, esto no significa que sus miembros más destacados, los que también tenían experiencia gestora o directiva, decidieran dar el paso que va de los colectivos sociales a la política. “Se intentó, pero no han querido porque no quieren politizarse. Han sido acercamientos no institucionales, llevados directamente por Pablo (Iglesias), Íñigo (Errejón) y Carolina (Bescansa), pero es un sector muy conservador y no han dado el paso”, añaden estas mismas fuentes.
José Manuel García Buitrón.
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De hecho, de todas las voces sanitarias ‘moradas’, el senador José Manuel García Buitrón es el que mayor experiencia gestora tiene. Cirujano jubilado, fue coordinador de trasplantes de Galicia entre 1987 y 1991, así como director gerente del Hospital Universitario de A Coruña de 2007 a 2009, donde fue coordinador de trasplante renal entre 2003 y 2013. “Llegué a Podemos de forma curiosa. Recuerdo que cuando surgió el proyecto para las elecciones europeas, me interesé porque estaba buscando cosas nuevas, así que a través de mi cuenta de Twitter iba expresando mis opiniones y simpatías. Una persona del partido se puso entonces en contacto conmigo a través de esta red social para proponerme entrar en las listas por Galicia; acepté y ahora soy senador”, explica García Buitrón, todavía impactado por la sucesión de acontecimientos.
A su juicio, la carencia de grandes gestores sanitarios en las filas de Podemos se debe a que a los médicos les gusta mucho su profesión y por ello les cuesta dejarla para dedicarse a la política. “Si a mí me hubiera cogido esto en activo, seguramente hubiera militado pero no habría aceptado ningún cargo”, asevera. En cualquier caso, en el resto de partidos hay varios sanitarios de su perfil en activo, por lo que la respuesta puede no resultar del todo convincente. Sobre esto, el senador admite que “también es cierto que se trata de un proyecto muy juvenil, carente de referencias sobre cómo se hacen las cosas, y eso hace que muchos no vean claro el militar o asumir responsabilidades”. Por una cuestión o por otra, porque el propio García Buitrón reconoce que es un tema en el que no se había parado a reflexionar, la realidad es la mencionada y los candidatos a haber entrado en el Podemos de la sanidad, a tenor de las fuentes consultadas, varios.
Pedro González, que durante los años de Ignacio González y la externalización de hospitales presidió la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), fue además considerado por la prensa generalista como el líder de la Marea Blanca. De hecho, la citada asociación nació un mes después de que él escribiera un post en internet que tuvo una gran difusión, donde retrataba las consecuencias que los ajustes presupuestarios y la mala gestión estaban ocasionando en el sistema sanitario español. Aquello fue en mayo de 2012; casi cuatro años después, este neurocirujano va más allá y afirma que no tiene “la sensación de que Marea Blanca se integrara en Podemos”, contradiciendo uno de los eslóganes de la formación. “Mi insistencia fue en repetir que nosotros no éramos de ningún partido, que peleábamos contra las privatizaciones por nuestra cuenta”, matiza. De hecho, González aclara que no se considera político y nunca ha tenido en mente dedicarse a ello: “Entiendo que en otras profesiones las facetas de poder puedan tener cierto atractivo pero en mi caso me costó mucho hacer la carrera y mi especialidad como para dedicarme a otra cosa”, sentencia con rotundidad, aunque esbozando cierta risa.
Paulino Cubero era otro de los rostros más conocidos de Marea Blanca. Exportavoz de la Plataforma de Directores de Centros de Salud de la Comunidad de Madrid, uno de los colectivos más activos en la lucha contra lo que tildó de privatizaciones, admite que una cosa es la lucha que emprendió en las calles y otra el entrar en un hemiciclo. “Son cosas diferentes; siempre he estado en plataformas, apoyando a la Medicina de Familia, pero desde un punto de vista profesional que he querido mantener”, afirma. Cubero reconoce que “las figuras” nunca le han gustado “y mucho menos que se pongan de bandera de nada”; además, niega que Podemos le tentara porque “en cuanto se detuvieron las privatizaciones, me desvinculé”.
los líderes sanitarios de la competencia
La falta de grandes gestores sanitarios no es una realidad en el resto de fuerzas políticas. El Partido Popular cuenta en sus filas con Rubén Moreno, que exdirector general de Sanidad en el ministerio y que fue director general del Servicio Valenciano de Salud; o con José Ignacio Echániz, facultativo con estudios de MBA en Estados Unidos y exconsejero de Sanidad en Castilla-La Mancha. El PSOE, por su parte, aporta al que fuera portavoz socialista en la Comisión de Sanidad del Congreso y exdirector general de Sanidad, José Martínez Olmos, además de José Luis Gordo, que ha sido director de gestión de grandes hospitales y fue Subdirector General de Atención Sanitaria del Instituto Nacional de Atención Sanitaria; también a Jesús María Fernández, cirujano y viceconsejero de Sanidad con Patxi López. Del mismo modo destaca Rafael Bengoa, afín al PSOE y consejero de Sanidad y Consumo vasco entre 2009 y 2012, además de asesor de Barack Obama en la reforma sanitaria de Estados Unidos. En Ciudadanos está Daniel Álvarez Cabo, que fue director médico del Hospital Ramón y Cajal, puesto que abandonó por la aventura política junto a Albert Rivera.
En un caso similar al de Cubero se encontró María Isabel Giráldez, exdirectora de Nuestra Señora de Fátima en Carabanchel, que achacaba su destitución a su notoria participación en la Marea Blanca. La Administración, por el contrario, justificó su relevo alegando que el gasto de este centro de salud se había disparado de forma injustificada un 180 por ciento. “Desde que me identifiqué con este movimiento tenía claro que mi trabajo era por y al lado de la ciudadanía, no en la política, y que así iba a seguir siempre”, afirma la facultativa a este medio.
Mucho más escueta que sus otros compañeros de batalla, Giráldez cree que no tiene que emitir una opinión sobre los sanitarios que se integraron en Podemos: “No estoy en condiciones de decir nada”, sentencia. De lo que sí habla es de su experiencia, admitiendo que ningún miembro del partido se acercó a ella para tentarla con entrar en sus filas: “Creo que porque mi postura sobre esto era de sobra conocida”, añade apuntalando una constante que parece que se mantendrá en esta nueva ronda electoral: la sanidad de Podemos, vacía de grandes cargos, hecho justificado por fuentes internas en que “al ser una disciplina sociocomunitaria, no necesita tanta jerarquización”. Otra cosa es que, hasta llegar a esta tesis aupada por las circunstancias, los fichajes se hayan intentado.
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