“Hay que seguir actuando con todas las medidas como si no tuviesen ninguna vacunación”. Así de clara es la recomendación del presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), José Augusto García Navarro, para aquellas personas mayores de residencias que ya han recibido la primera dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech contra el Covid-19 y que deben esperar a la segunda dosis para que la vacuna sea efectiva.
En este periodo, que está comprendido entre 21 y 28 días, los ancianos y profesionales de las residencias pueden tener una sensación de seguridad que según Navarro sería falsa:
“Hasta que no tengan la segunda dosis de la vacuna no se deben dar por inmunizados”.
Desde la
SEGG recomiendan a todos los usuarios de las residencias que se pongan la vacuna de Pfizer, incluso a aquellos que han pasado ya el coronavirus. “Se lo recomendamos a todo el mundo, al que no lo ha pasado y al que sí. Evidentemente, al que no lo ha pasado se lo recomendamos porque así generara las defensas necesarias para evitar contagiarse al menos durante unos meses, según los últimos estudios. Y al que lo ha pasado porque así estimulará todavía más la respuesta inmune”, aclara Navarro.
En ese sentido el presidente de la SEGG recuerda que las personas mayores sufren el proceso denominado
inmunosenescencia, por el cual los ancianos, sobre todo los más mayores y con más enfermedades crónicas, tienen menos defensas y responden con menos energía a las infecciones tanto bacterianas como víricas. “Por lo cual, es aún más importante que se pongan la vacuna para que generen más defensas”, explica Navarro.
“No hay una regla de oro”
Respecto a las dif
erentes medidas que las comunidades autónomas han diseñado para que los usuarios de las residencias puedan ver a sus familias en Navidad, tanto permitiendo la visita en el centro como las largas estancias en los domicilios de los familiares, Navarro cree que no hay una regla de oro para evitar los contagios, aunque asegura que la opción más segura es la visita, ya que está todo controlado y protocolizado.
Unas opciones para ver a la familia que
“merecen la pena” porque contribuyen a que los residentes
se activen físicamente, cognitivamente y emocionalmente. “Aunque tengan que estar dos semanas aislados, si han pasado tres semanas con la familia y han interactuado con ellos dentro de las medidas recomendadas es positivo”, opina Navarro, quién cree que tanto las residencias, como la persona mayor y la familia deben asumir el riesgo. De cara a que tanto las familias como las residencias sigan las mayores precauciones posibles, la SEGG ha elaborado
un documento con las pautas a seguir en cada situación.
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