La incidencia de los nuevos criterios para la
acreditación de profesorado en Ciencias de la Salud anunciados por la
Aneca (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) será “muy limitada” en el campo de la Farmacia, apunta
Jordi Camarasa, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de esta disciplina, que sin embargo se muestra “satisfecho en términos generales” con los acuerdos adoptados. Subraya, eso sí, que esta actualización ‘peca’ en aspectos como el de la clasificación de las publicaciones evaluadas, que bajo su punto de vista podría haber sido más “coherente”.
En declaraciones a
Redacción Médica, el también decano de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona recuerda que, a través de esta última
actualización de la Aneca, el rango de las publicaciones evaluadas se ampliará
al cambiar los terciles por cuartiles.
De esta forma, en los apartados donde hasta ahora se tenía en cuenta el
primer decil (D1) ahora se tomará en consideración el
primer cuartil (Q1). “Se pasa de considerar el 10 por ciento al 25 por ciento, por lo que se abre mucho esta brecha”, incide Camarasa, quien reconoce su reticencia en torno a este cambio. “Es demasiado, ya veremos qué nos trae. Digamos que
homogeneizar el primer cuartil hubiese sido coherente”, concluye.
Falta de profesores en las facultades sanitarias
En cualquier caso, el presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Farmacia considera esta actualización de criterios
“un paso positivo” para subsanar algunos problemas relativos a la falta de profesores, especialmente en las ramas de la Medicina y la Enfermería. “Son ellos los más afectados, y mi lectura de los baremos es favorable que reconoce a los
profesionales del ámbito clínico la tarea asistencial, que les absorbe mucho”, destaca.
“Había un problema de falta de profesores de universidad del área de clínica, y las modificaciones de la Aneca intentan paliar todo lo posible el
sesgo que hay en estos momentos”, continúa Camarasa.
Respecto al impacto de las nuevas medidas en el área farmacéutica, incide en que hay dos áreas involucradas: farmacología y tecnología farmacéutica, que cambian de la comisión de evaluación de
Especialidades (B8) a la de
Ciencias Biomédicas (B6), que integra a ámbitos como el de la fisiología y la microbiología. Una decisión “correcta”, asevera, dado que “quizá antes estaban mal ubicadas”.
“En cuanto a incidencia real, ¿a un farmacéutico que esté en un hospital y quiera acceder a una plaza vinculada estos cambios le van a suponer estar peor? No, en ningún caso. ¿Y mejor? Pues poca incidencia va a tener”, sentencia.
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