Enrique Pita / Imagen: Cristina Cebrián y Miguel Fernández de Vega. Madrid
La crisis económica ha dañado al colectivo español involucrado en la fabricación, importación y distribución de tecnología sanitaria hasta el punto de que se estima en el 18 por ciento su caída (valorada en conjunto) entre los años 2010 y 2013. Algunas medidas del Gobierno para contener tal déficit presupuestario, como la subida del IVA de productos relacionados con la salud, han supuesto una fuente adicional de ingresos insuficiente, en todo caso, para afrontar el problema, pues la tecnología sanitaria solo representa entre el seis y el ocho por ciento del gasto total del Sistema Nacional de Salud. Con todo, a tenor del entrevistado, la industria, el Ejecutivo nacional y la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) han sabido colaborar para fijar en qué productos se aplica el impuesto indirecto y en cuáles no. El presidente de esta última analiza los escollos, desafíos y virtudes de este subsector especializado en la parte más avanzada de la Medicina.
Fenin colabora para fijar a qué productos se aplica el IVA.
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Acaba de llegar a la Presidencia hace escasos dos meses. ¿Cuáles son las líneas básicas que quiere seguir en este periodo?
El planteamiento es continuista en buena medida del trabajo que ha venido haciendo la anterior Junta Directiva. Queremos trabajar, ante todo, en mantener el nivel de interlocución que hemos alcanzado con los principales sectores de la Administración pública y de la sanidad privada para asegurar el reconocimiento del valor de la tecnología sanitaria en el modelo sanitario español, que es un modelo de excelencia y del que creo que todos nos sentimos orgullosos, y donde las compañías de este sector nos permiten asegurar que el modelo es sostenible, de calidad, eficiente y asegurar que la innovación es accesible para el mayor número de pacientes posible.
Nuestro objetivo es asegurar que trabajamos en esa dirección y que logramos que ese valor de la tecnología sea reconocido en los distintos modelos de compra que se están desarrollando en las diferentes autonomías y a nivel central.
¿Cuál es el balance de daños que deja la crisis?
Es complejo. Nuestro sector ha vivido una situación en la que su valor, en conjunto, ha caído aproximadamente un 18 por ciento desde 2010 a 2013, que es el último año del que tenemos datos consolidados. Esa caída del 18 por ciento es una combinación del descenso de la actividad y del precio promedio en determinadas categorías, aunque, evidentemente, en la gran variabilidad de sectores y subsectores que gestionamos hay realidades diferentes.
El entrevistado reconoce la importancia de la e-Health.
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En este proceso también hemos vivido la desaparición de un número significativo de empresas: unas 500 no han sobrevivido a esta crisis y otras compañías han tenido que afrontar restructuraciones y reducir el empleo o la inversión.
El planteamiento ahora es cómo con el crecimiento económico que se ha empezado a generar en el país somos capaces de recuperar niveles de financiación que permitan ese acceso a la tecnología para el mayor número de pacientes y profesionales.
¿Ha superado el sector la crisis económica?
La realidad no es igual para todos los subsectores. Hay algunos que sí han notado una cierta recuperación, normalmente más en términos de actividad, pero todavía hay un deterioro significativo en los precios promedio en la contratación, y esto está impactando en las cuentas de las compañías y todavía hay una caída del conjunto del valor del sector.
Esperamos que con esa incipiente recuperación empiece a cambiar la tendencia y ese mensaje del valor que aporta la tecnología cale en todos los responsables para así asegurar que los pacientes y el sistema sanitario se benefician de ello.
Uno de los grandes caballos de batalla del sector ha sido la deuda autonómica. Los planes de pago parecen haber ayudado, pero no se ha erradicado. ¿Los indicios de recuperación están cambiando la forma en la que pagan las autonomías?
Es justo reconocer la mejora que ha habido. Los dos planes de pago han supuesto una mejora muy significativa, y de más de 500 días de promedio de pago hemos pasado a algo menos de 200 días a cierre de 2014. Esto ha sido un esfuerzo del Gobierno, que en una situación de crisis económica ha conseguido poner los fondos disponibles para que esa mejora de la situación de morosidad se diera. Esto ha sido fundamental para las compañías, en especial para las pequeñas, pero en general para todo el sector.
Álvarez analiza la deuda de las CCAA.
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Queda mucho por hacer. Estamos en torno a 200 días a cierre de 2014 y creo que el Gobierno es consciente de eso y en ese sentido esperamos ver materializados mecanismos que aseguren que esa mejora continua.
Da la sensación de que, con relación a la deuda de las administraciones, se están poniendo parches pero no se va al fondo del problema. ¿Es así?
Podemos hablar de parches puntuales en un momento dado, pero, en realidad, facilitaron una mejora sustancial de la situación. Lo que debemos plantearnos es si estos esfuerzos del Gobierno tienen efecto para asegurar que la situación tiene una mejora sostenible y efectiva y todas las comunidades autónomas empiezan a pagar, realmente, en los plazos estipulados.
Hay diferencias, en este sentido, entre las comunidades autónomas y yo creo que es importante que, entre todos los agentes, se ajusten los plazos a los 60-90 días que define la ley.
¿Cómo afecta al sector la subida del IVA sanitario con el cambio de año?
Se trata de una medida impuesta por Europa y yo lo pondría como un ejemplo de colaboración y de trabajo en la definición de su implementación. La Dirección General de Tributos, la Agencia del Medicamento y la industria, a través de Fenin, han realizado, todos ellos, una labor muy intensa e importante para ir definiendo los productos que deben estar impactos o no por ese incremento de los tipos de IVA.
El impacto es importante. Estamos hablando de unos 400 millones de euros cuando hablamos de la compra pública y de unos 500 millones cuando añadimos la parte privada, y eso es una parte muy significativa de la facturación del sector. Así que se trata de un tema que va a tener un impacto tanto en algunos de nuestros clientes como en algunos de los proveedores.
El aumento del IVA, ¿punto de inflexión, entonces, para las compañías?
Evidentemente, se trata de una barrera adicional y puede suponer un problema para determinadas compañías e incluso para las cuentas de explotación de algunos hospitales, y, en función de la naturaleza del producto fabricado por cada entidad, constituye un problema, pues, en algunos casos, puede comprometer su supervivencia, ya que no se trata de un elemento aislado, sino que se une a otros factores de modo que, en conjunto, pueden afectar a la rentabilidad de las compañías.
Álvarez, en el estudio de Sanitaria 2000.
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¿Cómo afecta el IVA sanitario a la atención del paciente?
Al final, esta subida del IVA de los productos sanitarios, al tratarse de una parte presupuestaria que no es finalista en la recaudación, va a suponer que, en los hospitales, haya menos presupuesto por destinar a cada uno de los productos sanitarios y procedimientos, o bien compra y renovación de equipos.
Sí puede tener, por tanto, un impacto en el paciente y en las listas de espera de los hospitales para mantener un nivel de actividad acorde a la demanda de la sociedad.
¿Van a colaborar las autonomías con el sector para subir el IVA?
Hay un buen nivel de interlocución, y, al mismo tiempo, un grado de preocupación por nuestra parte. Obviamente el Gobierno tiene unos objetivos de gasto y déficit público, y una de las partes de su financiación es la relacionada con la sanidad.
Las compañías del sector de tecnología sanitaria representan entre un seis y un siete por ciento del gasto sanitario total, con lo cual, por mucho esfuerzo que hagamos, si no hay otros elementos del conjunto del modelo sanitario que se ajustan, el impacto sobre el conjunto del gasto es limitado.
Por otro lado, nosotros queremos asegurar que contribuimos a la eficiencia y a la reducción al mínimo del gasto proveyendo la mejor tecnología, la cual genera dos grandes beneficios: uno al paciente, pues aporta mejores soluciones desde el punto de vista clínico, y, además, genera grandes eficiencias dentro del sistema sanitario y eso es parte de lo que queremos trasladar y, de hecho, ponemos sobre la mesa cuando tenemos como interlocutores tanto al Ministerio de Hacienda como al de Sanidad.
¿En qué situación se halla el plan de renovación de equipos promovido por Hacienda?
Ese proyecto sigue en marcha y es un diálogo que mantenemos abierto con el Ministerio de Hacienda, por un lado, y con el de Sanidad, por otro: encontrar mecanismos que nos permitan mejorar la situación, en el sector, de los campos del diagnóstico y de la imagen, pues consideramos que, conforme a las directrices europeas, en la actualidad el 30 por ciento del equipamiento está obsoleto.
Así que necesitamos hacer un plan de trabajo para los próximos años que nos permita renovar ese parque para asegurar que todos los equipamientos cumplen con los estándares adecuados de calidad, mantenimiento y modernización que se requieren, entre otras cosas, para contribuir a la eficiencia del sistema. Para ello estamos en conversación permanente y hay un grupo de trabajo que está en ello.
La central de compras: ¿debe ceñirse a los productos de un solo uso?
Hay una central de compras que el Ministerio ha puesto en marcha a partir del Ingesa, y, en ese sentido, en el pasado ya se han producido algunas licitaciones y adjudicaciones. Ése es un proyecto del Ministerio. Nosotros defendemos que, independientemente del modelo de compra, ha de haber un equilibrio a la hora de valorar y definir las adjudicaciones de cualquier tipo de modelo de compra donde se combinen unas variables económicas como puede ser el precio, con otras variables técnicas y de calidad y de valor añadido que aporta la industria y que aporta determinada tecnología, de forma que no caigamos únicamente en criterios de precio que eliminan también otras variables que, en el fondo, producen una serie de beneficios, por un lado clínicos, y, por otro, como decía antes, de eficiencia del sistema.
Álvarez opina sobre la central de compras.
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Porque, al final, si perdemos de vista el valor de la innovación, creo realmente que vamos a acabar con un perjuicio muy grande para lo que es el sistema en su conjunto y, desde luego, para los pacientes.
Los modelos hacia los que vamos son cada vez más complejos. Ya no se trata solo de un proceso de adquisición de un producto, sino que es más bien un proceso de adquisición de un servicio donde está incluido el equipamiento como parte de él y que se le ofrece a un hospital o a una comunidad autónoma. Pero es una parte que puede incluir un mantenimiento, una renovación y toda una serie de componentes de los que, insisto, el equipo es solo una parte. En ese sentido, en un esquema de central de compras donde la variable del precio tiende a pesar mucho, ese esquema encajaría menos.
Pero también es verdad que, en el contexto de la compra innovadora, se van desarrollando nuevos modelos que hay que poner en marcha y que, de algún modo, deben ser evaluados tanto por parte de la Administración como por parte de la industria (examinar, en fin, cómo somos capaces de elaborar modelos creativos que, de alguna forma, nos permitan financiar esa renovación tecnológica que hoy en día es necesaria).
Por lo tanto, la compra pública innovadora es una opción con futuro.
Sí. De alguna forma estamos aprendiendo todos a caminar en esa dirección; creo que, hasta ahora, tenemos pocos casos de éxito, pero van en un proceso de aceleración importante en ese sentido y va a haber, cada vez más, modelos que se acerquen a esas pautas de compra pública innovadora.
¿Qué impacto tiene hoy la e-Health en el sector?
Somos unos fervientes creyentes de la e-Health, por lo que hemos creado, dentro de Fenin, un sector para ella. Hay compañías en él de diverso tipo y, ante todo, centradas en buscar nuevas soluciones. Creemos, insisto, que hay una oportunidad enorme también de generar beneficios para el paciente (control remoto,
telemonitorización, sistemas de información y autorregulación de los cuidados que ayudan a mejorar la adherencia de determinados tratamientos, y, en fin, a ser más eficientes para el sistema al favorecer la interacción entre el médico y el paciente).
El reto es, una vez más, que, entre todos, tengamos claridad sobre el valor que aportan estas soluciones y que, de alguna forma, no apliquemos desde el principio una serie de criterios de precio en cosas que, en realidad, tienen un gran valor añadido y un potencial de desarrollo muy grande.
En cuanto al mantenimiento de los equipos, ¿supone un problema con vistas al futuro?
Nosotros estimamos que la caída de la parte de lo que son los gastos de mantenimiento en el sector ha sido, aproximadamente, del 18 por ciento en el último año, lo cual es muy significativo. Eso quiere decir que tenemos que recuperar algunos niveles anteriores. Creo, en ese sentido, que hay un esfuerzo en varios niveles: por un lado, desde el punto de vista de concienciación de todos los responsables que poseen, en propiedad o cedidos, equipamientos, en la necesidad de que tiene que someterles a un mantenimiento adecuado; y, por otro, encontrar mecanismos que nos permitan financiarlo.
Ha de haber, en todo caso, un plan muy claro, y es parte de lo que estamos discutiendo con el Ministerio en el grupo de trabajo y que tiene que ir tanto en la línea de la renovación tecnológica como en la de asegurar el mantenimiento del equipo que está instalado hoy en día.
¿Qué importancia le da a la expansión internacional de la tecnología sanitaria española?
La internacionalización es clave. Y lo es, ante todo, para un número muy grande de empresas que, de alguna forma, vista la situación del mercado interior, han podido volcarse en el exterior y eso ha sido una válvula de crecimiento para compensar parte de las caídas provenientes del mercado interno.
La última cifra que tenemos estimada revela que el nivel de exportación de las empresas del sector asociadas a Fenin ha alcanzado los 2.000 millones de euros –lo cual es una cifra muy significativa–, y, además, se trata también de una forma de potenciar el incentivo para continuar invirtiendo en innovación y desarrollo dentro de la industria nacional.
Nosotros tenemos unos mercados preferentes, dentro de la Unión Europea, que representa, aproximadamente, el 60 por ciento, pero, cada vez más, estamos asimismo con una diversificación de mercados hacia otros países que no están en la Unión Europea como pueden ser Estados Unidos o países emergentes como Turquía, México u otros.
El presidente de Fenin celebra la colaboración con el ICEX.
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Desde Fenin, en definitiva, tenemos una clara de línea de trabajo para apoyar esa internacionalización, y también estamos trabajando con el Ministerio de Industria en encontrar mecanismos de financiación para apoyar esa línea vía misiones comerciales u otro tipo de apoyos que es verdad que, en los últimos años, han caído y que necesitamos mantener para, de alguna forma, apoyar a esa industria que es fundamental.
¿Qué grado de colaboración va a mantener con el ICEX [España Exportación e Inversiones]?
Ese apoyo es fundamental, y, en ese sentido, creo que ha habido una victoria muy importante; sin embargo, también hemos visto cómo los fondos destinados por el ICEX han caído. Así que ahora estamos en conversaciones con el Ministerio de Industria para encontrar mecanismos alternativos que nos permitan alcanzar niveles de apoyo para mantener ese grado de exposición exterior que resulta fundamental para los próximos años.
Por último, ¿ha cumplido su papel la red nacional de agencias de evaluación?
Tradicionalmente hemos tenido un problema dado que había muy poca claridad sobre el rol de las agencias y la comunicación. Yo creo que empieza a haber una coordinación, y que ese plan coordinador de trabajar con las agencias en red constituye un paso adelante; sin embargo, en nuestro sector todavía nos queda mucho recorrido tanto en lo que atañe a la Administración y al trabajo de las agencias y de la propia industria en aportar cada vez mayor evidencia tanto en lo que es el beneficio clínico como en lo que es la parte económica de lo que aporta la innovación.
Pero yo creo que ahí hay una línea muy clara que va a ser muy importante en los próximos años para llegar a introducir innovación y para llegar, de alguna forma, a apoyar lo que es la tecnología diferenciada
versus la no diferenciada, y cómo esa tecnología es capaz, de algún modo, de demostrar esos beneficios clínicos y esos beneficios económicos.
El presidente de Fenin disecciona para Redacción Médica los retos del subsector de la tecnología sanitaria en España.
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