La reinvención de la donación

La nueva vía es la donación en asistolia, que alude a la muerte cardiaca del donante, la que bien puede suceder en la calle

Lunes, 20 de abril de 2015, a las 17:48
Ismael Sánchez. Zaragoza
Morir de éxito tras 25 años de reconocida actividad no parece mal epitafio, aunque la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) no quiere anticipar su entierro. Sigue en plena forma, dispuesta a batir nuevos récords, a lograr el más difícil todavía y a perseverar en el mensaje de que la vida y la solidaridad no pasan nunca de moda. Pero también ha entendido que la fórmula que le ha reportado su fama está dando síntomas de agotamiento. Y se ha apresurado a buscar y encontrar nuevas estrategias.

Su director y algo más, Rafael Matesanz, se ha referido al proceso con esa perspectiva muy suya, mitad histórica, mitad divulgativa, y lo ha denominado como la reinvención de la donación, en una reunión de coordinadores de trasplantes y profesionales de la comunicación que se celebra en Zaragoza. Porque la reducción de los accidentes de tráfico y la propia evolución epidemiológica de sociedades desarrolladas con sistemas sanitarios cada vez más avanzados ofrece un margen estrecho al crecimiento de la actividad. Ante esta situación, había que pensar en otras opciones.

La caída de la donación, motivada por los menores casos de muerte cerebral que se registran y que eran y aún son los principales baluartes en la provisión de órganos, obligó a la ONT a pensar en otras fuentes. La más nombrada es la donación en asistolia, que alude a la muerte cardiaca del donante, la que bien puede suceder en la calle y que, tras el pertinente y frustrado intento de reanimación, pueda trasladarse en condiciones al hospital.

"Es una práctica muy anglosajona, que hemos empezado a practicar con éxito puesto que ya tenemos más índice porcentual que Estados Unidos o Canadá", subraya Matesanz, convencido de que esta nueva vía de donación, que presenta tasas de crecimiento del 72%, es una apuesta segura para seguir aumentando y asegurando la actividad trasplantadora.

Esta alternativa no ha impedido, sin embargo, que España mantenga el crecimiento de la donación en muerte cerebral lo cual le ha hecho cuadrar prácticamente el círculo, aumentando la actividad en ambas opciones.

La otra gran estrategia concebida por la ONT para procurar su reinvención es la formación, dirigida en concreto a posibilitar una mejor colaboración entre las UVI, los servicios de urgencias y los coordinadores de trasplantes, y partiendo del dato de que uno de cada 2.000 pacientes que pasan por los servicios de urgencias puede ser donante.

En colaboración con la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias (Semes), la ONT está intentando involucrar a los urgenciólogos para que tengan en mente, en su actividad diaria, las posibilidades de contribuir a la donación mediante la identificación de esos pacientes que pueden formar parte del procedimiento.

En esta búsqueda de la mejora puede que se encuentre la mejor cualidad de la ONT, poco dada a la complacencia, muy en línea con la exigente personalidad de su director. Matesanz bien podría haberse dormido en los laureles hace tiempo, pero ha preferido perseverar tras una excelencia que, a buen seguro, le terminará trascendiendo. Aunque 25 años después, haya que reinventarse, pese a que en materia de trasplantes parezca que la ONT lo haya inventado todo y todo bien.