El nuevo brote de
MPOX, conocida anteriormente como
viruela del mono, se ha convertido en el centro de múltiples conversaciones en España, tanto a nivel político como popular. La situación difiere a 7.500 kilómetros de distancia, en
Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, foco del resurgir de la enfermedad. En las calles de la ciudad, la vida continúa. También en los hospitales, donde
los facultativos no atienden casos. "Los médicos aquí no están tratando a nadie con esta problemática", ha destacado Enrique Barrios, presidente de la Fundación Amigos de Monkole, organización que canaliza ayuda sanitaria en el Hospital Monkole, ubicado al oeste de la principal aglomeración urbana congoleña.
Barrio se encuentra en Kinshasa, en contacto con médicos locales. La sensación generalizada en la tercera ciudad más poblada de África
no es de alarma. "Tan siquiera se habla en calle sobre este tema. No existe una gran preocupación social, pese a que ha crecido", ha indicado Barrio. Desde su punto de vista, la población está acostumbrada a una enfermedad que ya es endémica en la República Democrática del Congo.
De momento, este mal vírico no se nota en la capital. Y es que la mayor parte de casos se ubican en las provincias de Équateur, Kivu del Sur, Sankuru y Sud-Uvangi. Según el cooperante del ámbito sanitario,
MPOX afecta en la actualidad más a las áreas rurales del interior. En estas, el brote, impulsado por la variante clado Ib, ha dejado casi 19.000 casos y 535 muertes en el país, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África (CDC, en sus siglas en inglés).
La diferencia entre Europa y África
No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó hace poco más de una semana la emergencia sanitaria internacional respecto al nuevo brote de MPOX en el continente africano. El organismo alertó de la peligrosidad de la mutación clado Ib, que cuenta con
una letalidad entre el 3 y el 6 por ciento, casi tres puntos porcentuales por encima de la de clado IIb, causante del despunte de la enfermedad en 2022, cuando
la patología saltó a los cinco continentes.
La OMS, la Unión Africana, instituciones gubernamentales -como el Ministerio de Sanidad- y expertos en Epidemiología han destacado que
la única respuesta ante esta problemática es la vacunación. De momento, la inoculación de las dos dosis
se recomienda únicamente a personas de riesgo en España, que es el enclave europeo más afectado desde el anterior brote hasta la actualidad por MPOX en términos cuantitativos. No obstante, las autoridades sanitarias han indicado que esta enfermedad no supone un gran riesgo para la ciudadanía del país ni para la de los del entorno.
"La OMS se puso nerviosa solamente cuando la enfermedad pudo alcanzar otros países", ha aseverado Barrio
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Sin embargo, la proporción de
vacunas no se equipara al volumen de casos en los distintos territorios. Solo
España maneja un stock de 500.000 dosis en la actualidad. Mientras, África, que acumula la mayoría de contagios y fallecimientos, tan solo cuenta con 200.000 dosis, según el director de los CDC, Jean Kaseya. El ministro de Sanidad de la República Democrática del Congo, Roger Samuel Kamba, ha cifrado en tres millones las dosis que necesitaran. Motivo por el que diferentes organizaciones internacionales planean enviar inoculaciones a este continente, con el objetivo de atajar el brote.
"El MPOX lleva 30 años en África", ha lamentado Barrio. Desde su punto de vista, el tratamiento de esta enfermedad, como el de otras del continente,
solo interesan cuando existe la posibilidad de que alcancen otros países del mundo. "La alarma sale cuando la enfermedad puede llegar a Europa. Entonces es cuando la OMS se pone nerviosa", ha continuado el cooperante del ámbito sanitario.
Según el presidente de la Fundación Amigos de Monkole,
esta tónica se da también con el propio desarrollo de tratamientos para inmunizar a la población. "Las enfermedades interesan cuando salen de África, no cuando están. Solo hay que pensar en la cantidad de soluciones que hay contra el VIH y la ausencia de una vacuna en condiciones contra la malaria. Pero, esta última todavía no tiene incidencia en Europa", ha comentado.
Un sistema sanitario endeble
Además de la falta de vacunas, la situación de la República Democrática del Congo se agrava debido a
la debilidad de su sistema sanitario. Los congoleños pagan por acudir a los centros públicos, la mayoría de ellos no recomendados -salvo alguno de Kinshasa- por el Ministerio de Asuntos Exteriores español al no ofrecer las garantías mínimas. Estos se complementan con consultas privadas, muchas de ellas en malas condiciones. "Algunas no tienen ni luz ni agua", ha señalado Barrio.
Este escenario empeora al contar con
facultativos mal pagados y, en ocasiones, poco formados. Asimismo, la pobreza, la presencia de grupos militares armados dentro del país y las
constantes embestidas sanitarias no favorecen al fortalecimiento del propio sistema. Y es que la República Democrática del Congo ha enlazado el ébola de 2018, la Covid en 2020 y el cólera en 2023. Además, la malaria o el MPOX siempre en el aire.
A pesar de todo, Kinshasa sigue tranquila. Saben lo que es convivir con esta enfermedad. Al final,
11 de las 26 provincias congoleñas registran casos todos los años. En 2023, más de 14.000, de los que 654 acabaron de forma trágica. "Creo que es una noticia de verano. En septiembre, MPOX pasará al décimo lugar", ha sentenciado Barrio.
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