En el 2017, la sanidad española
descendía del 'top 10' mundial al
puesto 19. Una clasificación que deriva del
estudio publicado por la revista
The Lancet, con datos recolectados en el 2016, en las que define cuáles son los
puntos fuertes y los
débiles en la atención sanitaria a diferentes enfermedades.
El tratamiento al cáncer de piel ha sido la peor calificada (57, siendo 100 la mejor puntuación). Pero esta puntuación, tal y como explica
Ignacio García Doval ,director de la Unidad de Investigación de la Asociación Españaola de Dermatología y Venereología (AEDV), tiene matices. Porque solo atiende al
espinocelular. De hecho, la gran mayoría de los más de 190 países analizados flaquean en este tratamiento.
No ocurre lo mismo con las dos siguientes 'flaquezas' en la atención de la sanidad española. Una de ellas es el
cáncer de cérvix (60), que empeora con respecto al 2015 (83), y que se encuentra en una posición bastante inferior con respecto a países como Japón (100), Finlandia (100) o Islandia y Noruega (95). También obtiene peor nota que otros muchos países que le suceden en la lista, como Francia o Reino Unido.
El tercer tratamiento con la peor nota es el cáncer
testículos (79), que tiene una puntuación aproximada a la del año anterior (82). En este caso, la puntuación de la atención es menor que los 18 países que la preceden en la lista.
La cara de la atención sanitaria
Si la atención al cáncer de piel, cérvix y testículos son la cruz de la sanidad española, en la cara se encuentran el tratamiento de numeras enfermedades, como el
tétanos, la apendicitis, el sarampión o la tos ferina. Todas ellas tienen la
máxima puntuación, un 100, y que mejoran en la gran mayoría de los casos con respecto al año anterior.
Uno de los objetivos de este estudio es ver cómo se reparten los recursos
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Ocurre también con la
epilepsia o la
diabetes, donde la atención en España es superior a la mayoría de países, solo igualada por Japón, Italia, Singapur, Grecia y República Checa, en el primer caso, y por Islandia, Japón, Francia, Eslovenia, Singapur y Grecia, en el segundo.
Aún así, con una mejor puntuación global, la sanidad española ha visto cómo descendía nueve puestos en este estudio en el que, uno de los objetivos, es pensar cómo se deben repartir los recursos entre los distintos tratamientos.
Dermatología podría necesitar más recursos
En cuanto a la peor puntuación, la de la atención al cáncer de piel
espinocelular, es el más difícil de medir. "Primero, porque es
muy numeroso; segundo, porque
no siempre se hace biopsia para tratarlo; y luego, porque los pacientes con frecuencia tienen
más de una lesión a lo largo del tiempo y solo se recoge la primera", explica García Doval. Todo esto hace que se pierda información sobre una parte importante de su incidencia.
En opinión, esta puntuación se debe a un problema metológico, y no a la atención en sí, que califica como una de las mejores del mundo. "Los propios autores del artículo dicen expresamente que los
datos de cáncer cutáneo son de baja calidad y que lo incluyen porque es un tumor muy importante en incidencia, lo que hace necesario incluir los resultados en el estudio, pero que se deben
interpretar con
mucha precaución porque
están infravalorados".
Eso sí, matiza que, aún así, queda por mejorar en esta atención. "Creo que lo que hay que sacar en limpio es, por un lado, que hay que
mejorar la recogida de datos sobre ese tipo de tumores, porque es muy mala actualmente y, por otro, que si realmente eso fuese cierto, lo que nos indica es que hay una
desproporción entre la morbilidad y mortalidad que causa el cáncer de piel y los
recursos que se dedican a ella. Si esos datos son reales la lectura lógica es pensar que los recursos que se dedican son menores que para otras enfermedades", añade.
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