El desarrollo actual de terapias mínimamente invasivas mediante
control ecográfico ha revolucionado el diagnóstico, el seguimiento y el tratamiento de la
patología nodular del tiroides, ponen de manifiesto especialistas de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), de cara al próximo día Mundial del Cáncer de Tiroides.
La ecografía ha supuesto un
cambio de paradigma en el manejo de la patología nodular de tiroides, teniendo el
radiólogo un papel fundamental en el diagnóstico y tratamiento de las
lesiones tumorales, aunque es imprescindible el tratamiento multidisciplinar participando varias especialidades médicas que proporcionan un abordaje completo.
“Tanto el conocimiento de los patrones ecográficos, como la posibilidad de obtener
muestras citológicas y el desarrollo actual de terapias mínimamente invasivas mediante control ecográfico, sin duda ha supuesto un gran cambio en la patología nodular del tiroides” apunta
Jesús Aldea Martínez, radiólogo especialista de la SERAM y jefe del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario de Burgos.
El nódulo tiroideo es una patología muy frecuente en la práctica clínica diaria y
la prevalencia es muy alta, considerando que un 10 por ciento de la población desarrollará un nódulo tiroideo, aunque solo entre el 5-6,5 por ciento son malignos. Esta prevalencia aumenta linealmente con la edad, con la exposición a radiaciones ionizantes y con el déficit de yodo.
Retos y tratamientos de un nódulo tiroideo
Según Aldea “el
principal reto diagnóstico ante un nódulo tiroideo es discernir su benignidad o malignidad de forma segura y rentable”. También hay que tener en cuenta que la existencia de
metástasis ganglionares está presente hasta en un 30 por ciento, pero aparentemente no parece que aumente el riesgo de mortalidad, sin embargo, sí el de recurrencia.
“La principal indicación de tratamiento tanto del cáncer primario tiroideo, como de las adenopatías asociadas al momento del diagnóstico, y de la recurrencia local y adenopática, sigue siendo la
resección quirúrgica. Aunque los tratamientos ablativos tienen un importante papel complementario a la cirugía, ya que se pueden utilizar para reducir el tamaño tumoral en cánceres en los que la cirugía no haya podido ser completa o para el tratamiento de la recidiva adenopática”, comenta Aldea.
Además, los
tratamientos ablativos tienen ventajas sobre la cirugía: las complicaciones son menores que en el acto quirúrgico, no necesita anestesia general (se suele realizar con sedación), no es necesario el ingreso hospitalario, y el gasto por proceso es menor. También se trata de una técnica a considerar en pacientes en los que se niegan al acto quirúrgico o tienen
patologías cardiovasculares que contraindican la cirugía.
Cuando se utilizan tratamientos ablativos en el cáncer recurrente de tiroides, la posibilidad de presentar complicaciones
aumenta ligeramente respecto al tratamiento percutáneo de los nódulos benignos. Entre las posibles complicaciones, tenemos la afectación del nervio recurrente, nervio simpático, o cicatrices en la piel.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.