Los Técnicos Superiores en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear (
TSID-MN) llevan más de 30 años reclamando un cambio formativo y aseguran que solo la
formación universitaria les ofrecerá los conocimientos que necesitan para adaptarse a los imparables cambios en el diagnóstico por imagen y, por tanto, al aumento exponencial de sus competencias. Desde la Sociedad Española de Radiología Médica (
SERAM) apoyan totalmente esta reivindicación y señalan los argumentos de porqué debe conseguirse este objetivo común.
La necesidad de transformar la titulación de Ciclo Formativo de Grado Superior en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear en un Grado Universitario en Imagen Médica y Radioterapia está basada principalmente en dos razones. La primera tiene que ver con el aumento de responsabilidades y funciones que han ido adquiriendo los técnicos. En esta línea se expresa
Alfonsa Friera, responsable de Asuntos Profesionales de la
SERAM: “El diagnóstico por imagen ha avanzado de manera muy importante en los últimos años. Cada vez hay más modalidades de imagen, con o sin el uso de radiaciones ionizantes; se realizan exploraciones más complejas y se precisan más conocimientos para planificar, adquirir y post procesar las imágenes”.
Friera explica que los conocimientos necesarios para los técnicos “abarcan desde anatomía, fisiología y farmacología, hasta ciencias más técnicas como física o herramientas de información y comunicación”. Todo ello, prosigue, “sin perder de vista que nuestro foco son los pacientes y es imprescindible que todas estas pruebas se lleven a cabo con las medidas de seguridad pertinentes”. La postura de la
SERAM es clara: “
Solo la universidad puede garantizar la formación integral y completa que se necesita para este trabajo”.
La segunda razón está asociada al cumplimiento de la normativa europea.
La utilización de radiación ionizante, que se regula en la
Unión Europea con la Directiva 2013/59/EURATOM “obliga a formar correctamente y con suficiencia a los profesionales que utilizan radiaciones ionizantes, debiendo poseer un nivel EQF 6, e incluso niveles EQF 7 u 8, como recomienda HENRE”, explica
María Jesús Suárez, presidenta de la Asociación Española de Técnicos y Graduados en Radiología, Radioterapia y Medicina Nuclear (
AETR). Este nivel 6 de formación exigido corresponde, según los estándares europeos, a una titulación universitaria.
La diferencia de créditos con respecto a otros países "hace que un técnico español no pueda trabajar en ningún país europeo"
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Los países de la UE tienen una formación reglada mínima de 180 a 240 ECTS, de 3 a 4 años académicos (la mayoría de 4 años para ser un grado universitario), a excepción de España que tiene 2 años. “El contenido lectivo de las titulaciones españolas es, por comparación, insuficiente”, afirma Suárez. Esta diferencia con los técnicos europeos “hace que un técnico español no pueda trabajar en ningún país europeo y que un técnico europeo, al trabajar en España, vea como la homologación de su título universitario europeo y sus funciones le son rebajadas a un nivel inferior”, argumenta la presidenta de la
AETR.
De la misma forma se pronuncia
David Llopis, vicepresidente de la Asociación Catalana de Técnicos en Imagen para el Diagnóstico (
Actedi), quien considera que el grado universitario es “una necesidad de salud pública”: “En nuestras manos recae, por delegación médica, la administración de la mayor parte de las radiaciones ionizantes que recibe una persona por año en acto diagnóstico y/o terapéutico. De nuestra toma de decisiones (a menudo autónoma por la ausencia presencial de facultativos) depende la calidad final de los estudios y tratamiento de las imágenes”. No se trata, insiste, de la defensa de un interés corporativo, sino de una reclamación “en beneficio de la seguridad y calidad de la atención sanitaria poblacional”.
"Si la formación de los técnicos continúa por el mismo camino, el futuro de los servicios de Imagen Médica y Radioterapia está condenado a la mediocridad"
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Y es que las consecuencias de que no se atienda la reclamación de una formación universitaria para los TSID-MN tendrá consecuencias muy negativas para el desarrollo de estos profesionales y, por supuesto, para los pacientes.
Eva Alfayate, presidenta de la Sociedad Española de Graduados y Técnicos en Radiología (
Segra), advierte, “si la formación de los técnicos continúa por el mismo camino, el futuro de los servicios de Imagen Médica y Radioterapia está condenado a la mediocridad. No es lógico pensar que la Radiología o la Radioterapia avanzarán adecuadamente si sólo el personal médico está a la altura”. Tanto para radiólogos como para técnicos, explica, “el fin último de la praxis es la calidad del servicio que se ofrece al paciente”.
Además, realiza un argumento sencillo y claro: “una buena técnica radiológica garantiza un buen informe diagnóstico o un buen tratamiento”. Por tanto, “cuanto mejor sea la formación del técnico, más fácil será el trabajo del facultativo, y mejor el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes”.
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