El
34 por ciento de los diagnósticos del
trastorno de atención e hiperactividad (TDAH) en menores son incorrectos, según un reciente estudio estadounidense. Así, existe un alto grado de falsos positivos al confundirse con conductas que hasta cierto punto son normales en la infancia como la
impulsividad o la
inatención, o con otras patologías como alteraciones en el desarrollo del lenguaje y del aprendizaje,
dislexia, trastornos de
ansiedad o incluso
efectos secundarios de fármacos.
En muchos casos, por ejemplo, se toman por indicativos del trastorno patrones de conducta que se deben sencillamente a un menor grado de desarrollo psicomotor del niño. De hecho, cada vez más
estudios demuestran cómo, dentro de una misma
clase escolar, la probabilidad de ser diagnosticado con TDAH es mayor en aquellos niños más jóvenes, dado que
su cumpleaños es después a la fecha límite para la
escolarización.
Uno de las mayores confusiones para los especialistas son los
trastornos de sueño, directamente relacionados con el trastorno. Los menores sin TDAH pero con problemas para dormir pueden presentar durante el día síntomas que se asemejan mucho a los de esta enfermedad.
Sin embargo, la probabilidad de que un niño diagnosticado con esta patología sufra un problema de sueño es entre dos y tres veces mayor que la de los niños sin este diagnóstico.
En palabras del neurólogo
Diego García Borreguero, "el 30 por ciento de los niños con TDAH padecen simultáneamente
apnea del sueño y el 44 por ciento síndrome de
piernas inquietas. Estos y otros trastornos del sueño pasan con frecuencia desapercibidos al clínico. Sin embargo, su existencia agrava la severidad del TDAH y exacerba sus síntomas”.
Una prueba para profundizar en el diagnóstico
Según el especialista, "los sistemas actuales para diagnosticar el TDAH se basan exclusivamente en la
historia clínica aportada por los padres, familiares y educadores, así como en la evaluación del mismo paciente, lo que lleva siempre asociado un cierto grado de
subjetividad, tanto por parte de los informantes como de los evaluadores".
Para reducir este elevado porcentaje de falsos positivos, el
Instituto de Investigaciones del Sueño (IIR) de Madrid ha desarrollado un nuevo sistema que, además de la valoración clínica habitual, incluye la realización de un
electroencefalograma cuantitativo (qEEC), que mide el Índice de
Disfunción Cerebral mediante el uso de biomarcadores y aporta datos objetivos que permiten al médico confirmar o descartar en el 90 por ciento de los casos si el niño padece realmente TDAH.
La prueba, que se realiza a los niños ya diagnosticados clínicamente con TDAH, dura entre
20 y 30 minutos y consiste en la aplicación de diversos electrodos en la cabeza. Se basa en un cálculo cuantitativo en el
electroencefalograma (EEG).
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