Una nueva forma de medir la respuesta motora de la persona con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ha conseguido delimitar nuevos subtipos de este desorden psiquiátrico para así reducir el número de diagnósticos fallidos de la patología.
En realidad, ya se hacían pruebas motoras a potenciales pacientes con TDAH, pero eran poco sensibles, es decir, los resultados no daban pie a identificar el trastorno con la precisión que, ahora, se le presupone a las nuevas evaluaciones dadas a conocer a raíz de un trabajo de la Universidad de Pennstate (Pensilvania, Estados Unidos).
Una de sus autoras, la profesora de Kinesiología Kristina A. Neely, pone el acento en ese aspecto: “La principal meta de nuestra investigación sobre el TDAH consiste en descubrir signos fisiológicos únicos que puedan caracterizar a diferentes subgrupos del trastorno”, recalca.
Para ello, en lugar de limitarse a utilizar pruebas que piden una respuesta dual (presionar o no un botón) al paciente frente a un estímulo visual (para así conocer su grado de reactividad y capacidad de respuesta adecuada) hace uso de otras, más sofisticadas, que miden la potencia detectable en sus dedos índice y pulgar ante una sucesión de imágenes durante un tiempo controlado.
En concreto, se le hace ver al paciente una sucesión de pantallas de un color determinado, y se le insta a que, solamente en el caso de que se trate del azul, no accione los dedos (en el resto de las ocasiones sí debe utilizarlos).
Más información que en la prueba 'dicotómica'
“Esto nos proporciona muchas más información que la simple dicotomía ‘sí-no’ frente al mismo estímulo”, ha reseñado, ya que no solo se mide la corrección y velocidad de la respuesta sino también otra variable muy significativa (la intensidad con que presiona con los dedos cuando aparece la señal visual).
Los resultados confirmaron que los participantes en el estudio con síntomas atribuibles al TDAH en efecto daban señales de reaccionar cuando no debían hacerlo frente al color azul del monitor en mayor medida que los que estaban libres del trastorno.
“El uso de pruebas motoras basadas en tareas sencillas nos permite comprender la incapacidad para inhibir la reacción propia del trastorno, cosa que no consigue el experimento en el que solo se le pide al paciente que pulse o no el botón”, ha recalcado.
Desde el punto de vista de los investigadores, conocer el impacto real de estos subtipos de TDAH identificables con pruebas de intensidad de fuerza, conducirá a mejores diagnósticos e incluso tratamientos personalizados.
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