Una
investigación internacional publicada en 'Science Advances' con participación del Ciber de Salud Mental (
Cibersam) y del
Hospital Marqués de Valdecilla/Idival ha desarrollado un
método que podría acelerar la búsqueda de
nuevos medicamentos para tratar
trastornos de salud mental como la
esquizofrenia.
Los trastornos mentales son la causa principal de discapacidad en el mundo, y representan el 31 por ciento de los años de vida ajustados por discapacidad. En las últimas décadas nuestro entendimiento de los
mecanismos biológicos implicados en aspectos de dichas enfermedades ha aumentado drásticamente, aunque no ha sido posible desarrollar o descubrir fármacos más eficaces y seguros de una manera radical. La
mayoría de los fármacos con utilidad en enfermedades mentales se descubrieron de
manera fortuita.
La imposibilidad de obtener muestras de
tejido cerebral de pacientes de una manera rutinaria, como ocurre en los casos de cáncer, es uno de los motivos que dificultan de manera importante el desarrollo de investigaciones sobre nuevos fármacos en
Psiquiatría.
En búsqueda de dianas terapéuticas
El grupo de Crespo-Facorro, investigador del Cibersam en el Hospital Marqués de Valdecilla y director científico del Instituto de Investigación Sanitaria Valdecilla (
Idival), así como el investigador del Cibersam
Sergi Papiol que trabaja en el University Hospital, Ludwig Maximilian University de Munich, han colaborado con la Universidad de Cambridge (con Sa
bine Bahn y
Santiago Lago) en una investigación en
células vivas sanguíneas de pacientes con enfermedad mental que demuestra su utilidad para identificar dianas terapéuticas para el descubrimiento de nuevos tratamientos.
Las
células sanguíneas humanas contienen muchos receptores y moléculas que también existen en el sistema nervioso central y que han sido asociadas a determinadas enfermedades o estados mentales. De esta manera,
el estudio de estas células sanguíneas de pacientes representa una excelente oportunidad de descubrir y probar nuevos compuestos potencialmente útiles para mejorar la salud mental de los pacientes.
"Este estudio supone un cambio en el campo proponiendo investigar directamente las células de pacientes de manera individual"
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“Necesitamos investigaciones rompedoras que permitan plantear n
uevas dianas de tratamiento y nuevos
mecanismos de acción de los fármacos actuales” asegura Crespo-Facorro, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Cantabria.
“Este estudio supone un cambio en el campo proponiendo investigar directamente las células de los pacientes de manera individual como modelo de su enfermedad personalizada”, afirma la Sabine Bahn del Departamento de Ingeniería Química y Biotecnología de la Universidad de Cambridge, quien lidera el grupo de investigación detrás de este hallazgo.
La utilización de un procedimiento sofisticado de análisis del funcionamiento celular de 42 personas que padecen esquizofrenia ha permitido probar miles de compuestos y ver su posible efecto terapéutico con la hipótesis de que fármacos que ya existen en el mercado (como
antihipertensivos) pueden tener un
efecto beneficioso para estos pacientes con enfermedades mentales. Esta estrategia de “
reposicionamiento” de fármacos es prometedora, ahorraría tiempo y dinero y permitiría disponer de nuevas herramientas terapéuticas.
Predictor de respuesta clínica
Según señalan, de forma muy interesante y prometedora el conocer el
efecto sobre
células sanguíneas de
tratamientos habituales en cada paciente podría ser utilizado como un predictor de respuesta clínica de una manera personalizada. “Nuestra aportación en el proyecto ha sido fundamentalmente en esta línea donde el
análisis de pacientes antes y después del tratamiento ha permitido estos
resultados tan ilusionantes”, explica Crespo-Facorro.
“Esta ha sido la investigación más avanzada sobre la exploración funcional de células de pacientes y se ha mostrado su potencial utilidad para
acelerar el descubrimiento de fármacos que sean
útiles para tratar
enfermedades mentales y acercarnos a
tratamientos personalizados en Psiquiatría”, afirma el autor principal del articulo
Santiago Lago, quien desarrolló la tecnología en colaboración co
n Jakub Tomasik.
Esta investigación ha sido financiada en parte por Mineco, Stanley Medical Research Institute, Engineering and Physical Sciences Research Council UK, y la Unión Europea.
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