Cuantos más casos de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se cuenten en una misma familia, tanto más probable resulta que la enfermedad persista en la edad adulta. Tal es la conclusión de un estudio publicado este mismo mes en Journal of Child Psychology and Psyquiatry.
Para ser precisos, se constató que la posibilidad de que el TDAH persista a partir de los 18 años es 11,49 veces más alta en una persona si ésta presenta tasas elevadas de familiares con el trastorno que si no tiene esa vinculación.
Los resultados, por otra parte, no dejan lugar a dudas sobre el componente genético de trastorno. Pero también dan a entender que, a medida que se difumina la consanguinidad entre los individuos afectos de TDAH, más relevancia adquieren, como desencadenantes de la patología, otros factores como la influencia de medio en que viven los niños y las circunstancias personales de sus vidas.
La importancia del estudio estriba, en todo caso, en el tamaño de la muestra: 1.656.943 personas nacidas en Suecia entre 1985 y 2006. A partir de ella, la investigación se propone demostrar en qué medida hace más probable que se detecte el TDAH, en un individuo, su vinculación a una familia donde se ha constatado un número elevado de casos del problema.
De esas 1.656.943 personas, se identificaron parientes de diverso grado, desde gemelos a hermanos y primos.
Además, los autores del trabajo documentaron un seguimiento de cada una de las personas que componían la muestra desde su tercer cumpleaños hasta el 31 de diciembre de 2009. Cada vez que cumplían un año más en ese intervalo de tiempo, se registraba si cada uno de los sujetos tenía o no, en ese momento, los criterios diagnósticos del TDAH.
Diagnóstico de trastorno a 32.000 personas de la muestra
A medida que avanzó el estudio, se diagnosticó el trastorno a 31.865 individuos (se vio, en este subgrupo, una incidencia del trastorno cuatro veces más elevada en varones que en mujeres). Acto seguido, se calculó la ratio de TDAH en dos índices derivados de la estadística del trabajo: el que se corresponde con familiares en los que se dan varios casos de la enfermedad, y aquel otro de familiares que no cuentan entre sus parientes con más casos de lo habitual de TDAH.
Esa ratio ajustada por año sirvió para obtener los resultados de la investigación, que muestran una proporción mucho más elevada en los gemelos (70,45), bastante menos en los mellizos (8,44) y en los hermanos (8,27), y menos aún a medida que desciende el parentesco (2,24 en el caso de los primos directos y 1,47 en el de los indirectos, por ejemplo).
Asimismo, en efecto se comprobó que la posibilidad de que el TDAH persistiera a partir de los 18 años era 11,49 veces más alta si la persona tenía tasas elevadas de familiares con el trastorno que si no era así.
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