La subcomisión que estudia la regulación del uso del cannabis arrancó a finales de febrero una ronda de comparecencias que se extenderá hasta el próximo junio en el Congreso de los Diputados. Una fecha, donde tras el paso de los
26 comparecientes programados, se elaborará un informe técnico de su uso medicinal. Entre las personalidades llamadas a participar, se encuentra Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), quien tiene claro que de momento
“no hay evidencia científica” y que la relación del
cannabis y los
trastornos mentales “está demostrada”, especialmente en trastornos psicóticos.
“Nosotros
hablamos de medicinal cuando es algo que está aprobado por las agencias reguladoras, no algo que se vende en farmacias o herbolarios. Como profesionales de la medicina nos atenemos exclusivamente a los
parámetros que cualquier producto tiene que cumplir para lograr la aprobación de una agencia de regulación”, señala Arango.
Para el psiquiatra, actualmente
no hay respaldo regulatorio en el uso del cannabis medicinal, aunque señala que si lo hubiera sería bienvenido. “Yo mismo estoy estudiando el cannabidol en psicosis. Pero una cosa es investigarlo y otra es dar el salto por motivos comerciales.
En ciencia no hay atajos, no podemos saltarnos la evidencia y los ensayos clínicos controlados randomizados contra placebo. No podemos dar el salto de estar investigando a decir que está funcionando porque hay una serie de casos o
un estudio abierto que no cumple con los estándares científicos que se necesitan para mostrar evidencia”, reivindica el especialista.
Ante esta tesitura, Arango cree que hay decisiones que no son políticas. “El Congreso no se puede reunir y votar si la aspirina es buena para reducir el riesgo de infartos
. Hay cosas que trascienden a la política y tienen que ir por otra vía”, señala el presidente de SEP.
El cannabis medicinal, factor de riesgo para la salud mental
En lo que sí hay una numerosa evidencia científica es el
factor de riesgo que representa el consumo de cannabis para la aparición de trastornos mentales, aunque esto no quiere decir que todos los que consuman cannabis padezcan un trastorno mental, de hecho la mayoría no lo tienen.
“En los países donde hay
mayor consumo de cannabis y este es de mayor potencia,
hay más trastornos psicóticos. La relación
psicosis-cannabis es clara. En definitiva, está demostrado científicamente que cuanto más consumo de cannabis haya peor será la salud mental de esa población”, explica Arango.
La
dificultad es identificar que persona es vulnerable y cuál no. “Actualmente, no tenemos esa facilidad para decir quién sí y quién no. Algunos los podemos indicar porque son hijos de una persona con un trastorno mental grave o porque tienen alguna alteración genética que aumenta el riesgo de psicosis, pero la mayor parte de ellos lamentablemente no podemos saberlo. Entonces es una ruleta rusa, hay gente que es vulnerable y otra que por mucho cannabis que tome no le pasa absolutamente nada ni tiene ningún problema de salud mental. Si fuésemos capaces de identificar quienes sí y quienes no sería distinto”, concluye el psiquiatra.
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