Especialidades > Psiquiatría

Prueban a reducir las ganas de beber alcohol mediante el uso de ketamina

Un estudio experimental encuentra que puede reducir el consumo nocivo al reescribir farmacológicamente los recuerdos

Los participantes bebían de media 14 litros de cerveza, cinco veces el límite recomendado.

26 nov 2019. 18.15H
SE LEE EN 6 minutos
Una única dosis de ketamina podría ayudar a los grandes bebedores a reducir su consumo de alcohol. Así lo ha comprobado un nuevo estudio experimental que han realizado investigadores del University College de Londres (UCL) publicado en la revista Nature Communications.

Los científicos han comprobado que dar una inyección de ketamina a los grandes bebedores después de reactivar sus recuerdos relacionados con el consumo de alcohol condujo a una disminución rápida de las ganas de beber. También a un descenso prolongado de la ingesta de alcohol durante nueve meses.

"Descubrimos que los grandes bebedores experimentaron una mejora a largo plazo después de un tratamiento experimental muy rápido y simple", asegura el autor principal del estudio, Ravi Das, de la Unidad de Psicofarmacología Clínica del UCL.

Los investigadores buscaban deshacer los recuerdos de recompensa desadaptativos que son fundamentales para la adicción a las drogas y al alcohol. "El aprendizaje está en el corazón de por qué las personas se vuelven adictas a las drogas o al alcohol. Esencialmente, la droga secuestra el sistema de aprendizaje de recompensa incorporado en el cerebro, por lo que terminas asociando desencadenantes ambientales con ella. Esto produce un deseo exagerado por tomarla", explica el autor.

"Desafortunadamente, una vez que se establecen estos recuerdos de recompensa, es muy difícil volver a aprender asociaciones más saludables, pero es vital para prevenir una recaída", añade.

Estudio en 90 personas 


En el estudio participaron 90 personas con un comportamiento nocivo para beber, que preferían la cerveza. Eran grandes bebedores, pero no tenían un diagnóstico formal de trastorno por consumo de alcohol y no habían buscado tratamiento. De media bebían 74 unidades de alcohol por semana, lo que equivale a aproximadamente 14 litros de cerveza, cinco veces el límite recomendado.

Los participantes recibieron un vaso de cerveza y les dijeron que podían beberlo después de terminar una tarea. Calificaron su impulso de beber y se les mostraron imágenes de cerveza y otras bebidas, mientras calificaban su placer anticipado, recuperando así los recuerdos de recompensa que rodeaban el consumo de cerveza.

"Una vez se establecen los recuerdos de recompensa es muy difícil volver a aprender asociaciones más saludables"

El primer día del estudio, para establecer sus necesidades básicas de consumo de alcohol, se les permitió beber la cerveza. Al segundo día, les retiraron la cerveza inesperadamente.

Se sabe que eliminar inesperadamente una recompensa anticipada es un factor clave para desestabilizar una memoria de recompensa recuperada. Por lo general, el cerebro se someterá a un proceso activo para reestabilizar y almacenar la memoria. Sin embargo, la ketamina previene este proceso de almacenamiento de memoria al bloquear un receptor en el cerebro que se necesita para restablecer los recuerdos.

En el día clave, un tercio de los participantes del estudio recibieron una infusión intravenosa de ketamina después de que les quitaran la cerveza. Otro grupo recibió una infusión de un placebo, mientras que el otro tercio recibió ketamina, pero sin completar previamente la tarea de recuperación de la memoria de bebida.

Seguimiento de 10 días 


El método resultó exitoso, ya que durante un seguimiento de 10 días, las personas que recibieron ketamina combinada con la recuperación de la memoria mostraron reducciones significativas en su impulso por beber y tomar menos alcohol que los otros participantes del estudio. Cuando se les dio una pequeña muestra de cerveza, tuvieron menos ganas de beberla, la disfrutaron menos y tenían menos ganas de seguir bebiendo que los otros grupos.

El efecto se mantuvo durante un seguimiento de nueve meses. Si bien los tres grupos disminuyeron su consumo de alcohol hasta cierto punto, los que recibieron la recuperación de memoria más ketamina tuvieron una mejoría inicial mucho más pronunciada y una mejoría general mayor con el tiempo. También redujeron a la mitad su consumo semanal promedio de alcohol durante los nueve meses.

Solo los dos grupos que recibieron ketamina mostraron una reducción estadísticamente significativa en el volumen de bebida, y solo el grupo de recuperación de memoria más ketamina redujo significativamente su número de días de bebida y el comportamiento compulsivo.

Los investigadores también realizaron análisis de sangre y descubrieron que el tratamiento fue más efectivo en personas donde la ketamina estaba más fácilmente disponible en su sangre, lo que sugiere que una dosis más alta puede haber llevado a una mejoría mayor en algunas personas.

Se necesita más investigación 


"Esta es una primera demostración de un enfoque muy simple y accesible, por lo que esperamos que con más investigación para optimizar el método, este pueda convertirse en un tratamiento útil para el consumo excesivo de alcohol o potencialmente para otras adicciones a las drogas", destaca el experto.

Los investigadores advierten de que el estudio es experimental y no es un ensayo clínico. Se necesita más investigación para optimizar el método de tratamiento y determinar a quién podría beneficiar, y aún sería necesaria la supervisión de un especialista ya que el tratamiento puede no ser aconsejable para personas con algunas afecciones.

"Esperamos que con más investigación para optimizar el método, este pueda convertirse en un tratamiento útil"

Aunque a menudo se la considera un tranquilizante para caballos o una droga para fiestas, la ketamina también se usa comúnmente clínicamente como sedante o analgésico y es un medicamento esencial en todo el mundo.

El autor principal del estudio, el profesor Sunjeev Kamboj, de la Unidad de Psicofarmacología Clínica de la UCL, explica que "la ketamina es un fármaco seguro y común que se está explorando para múltiples usos psiquiátricos, incluida la depresión, mientras que otros investigadores también están explorando otras formas en que podría ayudar con problemas para beber".

"Una ventaja de nuestro estudio, junto con el pronunciado efecto a largo plazo sobre el consumo de alcohol, es que se basa en una sólida comprensión de cómo funciona el medicamento en el cerebro para lograr su efecto", precisa.


Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.