Ante la admisión a trámite de la
Proposición de Ley General de Salud Mental, la Sociedad Española de Psiquiatría
(SEP) ha realizado una serie de observaciones sobre la Ley. La SEP manifiesta que, en el caso de que se apruebe, la Ley conseguirá llevar a cabo lo que, en teoría, quieren evitar.
Desde la SEP destacan que el documento
no hace mención alguna sobre los trastornos mentales graves, que ocupan el quehacer principal de la atención en salud mental en España. Además, estos trastornos son los que
sufren las carencias del sistema en número de profesionales: recursos intermedios, listas de espera, plazas de hospitales de día y centros de rehabilitación, políticas de integración en la vida laboral, etc.
Ausencia de mención de trastornos mentales graves
La SEP recalca que en el documento se cita continuamente
los “malestares psicosociales y malestares de la vida cotidiana”, pero no se nombra ni una vez la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el autismo, las demencias o los trastornos obsesivos-compulsivos.
Además, señala que
la ley está plagada de apriorismos falsos y contrarios a los datos y evidencia de años de investigación en este campo. La única vez que se hace referencia a dicha evidencia se habla de filósofos contemporáneos vinculados a sistemas filosóficos muy concretos. Lo que no hace más que reforzar la idea de que esta
es una ley más del ámbito de la filosofía y sociología que de los trastornos mentales; al menos como los entiende la OMS y el resto del mundo civilizado.
Asimismo, la SEP explica que desde hace décadas, toda evidencia científica demuestra que cualquier
trastorno mental tiene componentes biopsicosociales, y no solo de cada una de estas dimensiones. Desde la exposición de motivos, la Propuesta de Ley está
impregnada de apriorismos no sustentados por la evidencia científica. Por ejemplo, cuando se afirma que “Otros factores culturales, como la
difusión de discursos individualistas que ponen el foco en la autoexigencia y en la hiperresponsabilización individual,
obviando las causas y estructuras sociales, contribuyen a perfilar una sociedad del cansancio en la que las personas tornan en empresarias de sí mismas, como han diagnosticado algunos filósofos contemporáneos”.
Desde la SEP se preguntan si realmente esta Ley
busca la prevención y el mejor tratamiento y cuidado de estas personas o se usa la terminología
"salud mental" para otros intereses alejados de las necesidades reales de las personas.
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