La sanidad está dedicando ingentes esfuerzos dedicados a la contención del
coronavirus Covid-19. Al mismo tiempo, debe mantener la atención de pacientes con otras patologías y para quienes la asistencia sanitaria también resulta fundamental. Es por ello que el
Grupo Europeo de Guías de TDAH (EAGG) ha marcado las
pautas para tratar a quienes padecen este tipo de estas patologías para su correcto tratamiento durante la pandemia.
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El EAGG considera apropiado, en términos de la relación riesgo-beneficio,
comenzar de forma remota un tratamiento farmacológico si se cumplen las tres condiciones siguientes. Para ello, en primer lugar, el paciente con TDAH no debe tener un historial personal de “falta de aliento en los esfuerzos en comparación con sus compañeros”, así como sufrir desmayos por esfuerzo o en respuesta a susto o ruido; palpitaciones excesivas, disnea o síncope (en reposo o después del ejercicio), según el comentario de los expertos europeos publicado en
The Lancet.
Lo mismo sucede con el dolor en el pecho de
origen cardíaco; o cualquier hipertensión previamente documentada, anomalía cardíaca congénita, cirugía cardíaca previa o afección subyacente que aumente el riesgo de tener un trastorno cardíaco estructural (como afecciones genéticas o trastornos multisistémicos).
Sin antecedentes de muérte súbita en la familia
La segunda condición para el tratamiento farmacológico remoto es que el afectado no tenga antecedentes familiares de muerte súbita temprana (menor de 40 años) en un familiar de primer grado que sugiera una enfermedad cardíaca. Finalmente, “debe tener una monitorización basal antes del inicio, de modo que la presión arterial y la frecuencia cardíaca puedan ser medidas por un miembro de la familia u otra persona de forma remota (con asistencia telefónica, si es necesario) en tres ocasiones separadas”.
Si no se cumplen las condiciones primera o segunda, “se debe remitir a un cardiólogo antes de comenzar el tratamiento farmacológico”.Y en caso de que solo de que se cumpla la tercera condición (monitoreo inicial), el prescriptor deberá evaluar los riesgos y beneficios de una evaluación cara a cara en el contexto de la gravedad de los síntomas del TDAH y el impacto en el paciente y la familia.
Como detalla la guía del año 2013 del EAGG, si se identifica una taquicardia persistente o un historial sugestivo de arritmia o riesgo familiar, “es apropiado solicitar un electrocardiograma (ECG) de 24 h, en lugar de un ECG estándar de 12 derivaciones”.
Asimismo, debido a las circunstancias actuales derivadas de la pandemia, “en ausencia de los factores de riesgo descritos en las condiciones primera y segunda, una auscultación cardíaca no debería ser obligatoria antes de comenzar un medicamento para el TDAH”.
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