Las consecuencias del 'bullyng' son más que psicológicas. Así se demuestra tras un estudio llevado a cabo por investigadores de la King's College London, Reino Unido, que han identificado
diferencias estructurales físicas en los
cerebros de los a
dolescentes que son
víctimas regularmente.
La investigación,
publicada en la revista 'Molecular Psychiatry', es la primera en demostrar que la
victimización crónica por pares durante la adolescencia afecta la
salud mental a través de
cambios cerebrales estructurales.
La investigadora
Burke Quinlan y su equipo analizaron datos, cuestionarios y escáneres cerebrales de 682 participantes de Inglaterra, Irlanda, Francia y Alemania. Estos participantes formaron parte del
proyecto a largo plazo 'Imagen', que evaluó el
desarrollo cerebral y la
salud mental de los adolescentes. Como parte de este proyecto, se tomaron
escaneos cerebrales de alta resolución de los participantes cuando tenían
14 y 19 años de edad.
A los 14, 16 y 19, estos participantes también tenían que
completar cuestionarios sobre si habían sido
acosados y en qué medida. En general, los resultados mostraron que se encontró que
36 de los 682 jóvenes habían sufrido
'bullying' crónico. Los datos de estos participantes se compararon con los de los otros que habían experimentado una
intimidación menos crónica/grave. Se tuvieron en cuenta los
cambios en el
volumen cerebral, así como los niveles de
depresión,
ansiedad e hiperactividad a los 19 años.
Disminución del volumen del caudado y el putamen
Los hallazgos posteriores validan y amplían la literatura que vincula el 'bullying' con problemas de
salud mental. Pero el hallazgo novedoso es que este fenómeno está vinculado a
disminuciones en el volumen de partes del cerebro llamadas
caudado y putamen. Se encontró que estos cambios explican en parte la relación entre el alto 'bullying' y los niveles más altos de ansiedad general a los 19 años.
"Aunque clásicamente no se considera relevante para la ansiedad, la importancia de los cambios estructurales en el putamen y el caudado para el desarrollo de la ansiedad probablemente se encuentra en su contribución a los comportamientos relacionados, como la s
ensibilidad de la recompensa, la
motivación, el
condicionamiento, la
atención y el
procesamiento emocional", explica Quinlan.
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