Los
trastornos bipolares se tratan de unas de las
condiciones mentales incapacitantes caracterizadas por cambios del
estado de ánimo episódicos y progresivos con
etapas maníacas y depresivas. Una investigación publicada en la revista
Nature ha analizado los mecanismos de la
microbiota intestinal y su
comunicación con el
sistema inmune, demostrando que este binomio resulta un
pilar fundamental para descubrir
nuevas terapias y mejorar el manejo clínico de estos pacientes.
La composición de la
microbiota intestinal de los pacientes con trastornos bipolares es diferente del de los individuos sanos, lo que respalda su participación en la patogénesis de estas
entidades complejas. Por otra parte, la investigación ha recopilado información de diferentes estudios, en los que se afirma que los cambios observados en la
microbiota intestinal pueden correlacionarse con las
manifestaciones clínicas, incluidos los tipos y las fases de este tipo de trastornos.
Los tres factores que desarrollan el trastorno bipolar
El eje microbiota-intestino-cerebro es considerado una influencia para el desarrollo de los trastornos bipolares a través de la modulación del
sistema nervioso entérico y central, con un enfoque en sus acciones inmunomoduladoras, mientras influye en la inflamación intestinal, sistémica y cerebral.
Actualmente, el tratamiento médico de este tipo de trastornos es eminentemente
farmacológico, y se basa en antipsicóticos, antidepresivos y otras moléculas como el liti. El tratamiento de la depresión bipolar tiene evidencia limitada, aunque se han propuesto muchos medicamentos como opciones de tratamiento con eficacia similar, pero con tolerabilidad variable. A pesar de la relevancia de estos enfoques clínicos, las
tasas de no adherencia bajo antipsicóticos o estabilizadores del estado de ánimo en el tratamiento a largo plazo son altas, con una estimación de alrededor del
40 por ciento.
En el fenómeno de la no adherencia, los factores relacionados con el paciente, como el
estigma o el
conocimiento sobre su enfermedad, son para los investigadores incluso más influyentes que las variables demográficas o relacionadas con la enfermedad. Debido a eso,
a todos los pacientes se les debe ofrecer psicoeducación individual o grupal y un monitoreo terapéutico adecuado de los medicamentos, que podría ayudar a investigar el efecto del tratamiento seleccionado para cada paciente.
El sistema inmune, mecanismo clave frente al trastorno
La principal conclusión extraída por parte de los autores del estudio es que el eje
microbiota-intestino-cerebro y el
sistema inmune representa un
mecanismo biológico crucial en los trastornos bipolares, estando estrechamente vinculado a otros eventos fisiopatológicos. Finalmente, la más que probable participación de la
microbiota intestinal en la patogénesis de este trastorno psiquiátrico abre enfoques prometedores para modularla, incluidas las
intervenciones dietéticas, el uso de pre, pro y
postbióticos y otros enfoques terapéuticos como y otras intervenciones en el estilo de vida.
Así pues, un abordaje del eje microbiota-intestino-cerebro representa un punto de estudio vital en el difícil campo de esta enfermedad. Debido a ello, profundizar en esta línea de investigación abre la puerta al más que posible desarrollo de
enfoques traslacionales prometedores, junto con un mejor seguimiento de los individuos que sufren la patología, mejorando potencialmente el manejo clínico y la calidad de vida de estos pacientes.
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