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La terapia psicosocial, imprescindible para el paciente con esquizofrenia

La respuesta a la enfermedad no se estanca en los fármacos

Fernando Cañas, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Doctor Rodríguez Lafora de Madrid.

26 oct 2016. 10.30H
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POR @JAVIERBARBADO
El tratamiento de la esquizofrenia no se limita a la toma regular (e ininterrumpida) de medicamentos. Para ello la comunidad médica ha dado forma a la terapia psicosocial aplicada a los pacientes que la padecen no como un mero complemento, sino como una verdadera necesidad.

Así lo ha corroborado a Redacción Médica el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Doctor Rodríguez Lafora de Madrid, Fernando Cañas, quien ratifica que esta clase de estrategia forma parte “posible y necesaria” de la recuperación del enfermo como en realidad sucede con cualquier otro frente terapéutico.?

Porque, ¿se aplican en la esquizofrenia las mismas técnicas psicosociales que en otras patologías mentales? De acuerdo con estudios de publicación reciente (Travé Martínez, Javier; Pausa Tomàs, Esther: Papeles del Psicólogo, 2012), la terapia cognitivo-conductual en la psicosis se ha desarrollado a partir de los principios conocidos con esa fórmula en el tratamiento de la ansiedad y de la depresión, “pero ha sido modificada y adaptada al tratamiento de síntomas psicóticos desde un entendimiento biopsicosocial de la enfermedad y según el modelo de vulnerabilidad al estrés”.?

Redacción Médica ha preguntado sobre este último a una psicóloga con experiencia en el trato de pacientes con esquizofrenia, María José Sánchez, de Atención Psicológica en Madrid. “Utilizamos estrategias de afrontamiento fundamentadas en ese modelo que, entre otras cosas, tiene en cuenta el componente genético de la enfermedad, de manera que, en la medida en que éste es mayor, menos factores externos son necesarios para desencadenar los síntomas”, ha explicado.

A partir de ahí, también se recurre a otras técnicas útiles en la terapia psicosocial del enfermo de esquizofrenia como “trabajar estrategias de comunicación y de reconocimiento de las emociones del otro para favorecer la empatía, algo que parte de la conocida como ‘teoría de la mente”.

¿Qué se persigue con todo esto? Desde la base de la adherencia al tratamiento, el trabajo de la conducta y la percepción de las emociones, aumenta la calidad de vida del paciente y se facilita su integración social. En el caso de los familiares, ayuda a identificar las señales que avisan de un posible brote psicótico para así eludirlo acudiendo antes al psiquiatra, ha señalado Sánchez.

¿Es aplicable a todo paciente con la enfermedad?

A priori, los expertos no excluyen la posibilidad del trabajo psicosocial con ninguno de estos pacientes. “Por supuesto, todo depende del estadio en que se encuentre, pues no es lo mismo atender a un joven que ha experimentado uno o dos episodios psicóticos con remisión total o parcial posterior que hacer lo propio con otro con psicosis persistente y arraigada en el tiempo y en los síntomas”, ha reflexionado.

Sin embargo, a todos cabe la esperanza de aprender a adaptarse a la enfermedad y recuperar una calidad de vida aceptable, han dado a entender tanto Sánchez como Cañas.

¿Por qué necesita el enfermo esta rehabilitación adicional??

Para este último, no cabe duda de que el proceso terapéutico no puede prescindir de la terapia psicosocial como tampoco de la farmacológica. “Es como la construcción de un arco románico, compuesto por muchas piedras: si no están colocadas de la manera correcta, el conjunto se cae”, ha utilizado como metáfora?

Quizá el aspecto más delicado de todos sea la voluntad del enfermo por dar el paso de erigir ese arco a lo largo de su vida. A partir de la misma imagen, la base del tratamiento se corresponde con los cimientos de la obra; sus partes más refinadas, en cambio, equivalen al trabajo psicosocial, que va haciéndose una realidad en la medida en que el paciente se estabiliza y, acto seguido, se esfuerza por no estancarse en la mera ausencia de síntomas de la enfermedad.

“Es muy difícil, a veces, luchar contra la resistencia del paciente incluso a tomar la medicación; presa del producto de su mente y de su patología, llega a pensar que se ha tramado una conspiración contra él y rechaza la terapia”, revela Sánchez para dejar claro uno de los obstáculos al que se enfrentan en la consulta.

“Antes de llegar a ese nivel –aquél en el que es posible la rehabilitación psicosocial–, existen alternativas psicoeducativas” que predisponen al enfermo a dar el siguiente paso, ha aclarado, por su parte, Cañas.

Sin embargo, ninguno de los dos expertos niega que sea imposible alcanzar la meta de la recuperación psicosocial en la esquizofrenia, como además lo atestigua la literatura científica desarrollada en los últimos veinte años. No solo hay, pues, esperanza. Ya es real la recuperación.

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