La
Comisión Independiente de alto nivel de la Organización Mundial de la Salud (
OMS) sobre enfermedades no transmisibles ha publicado el informe
Es hora de actuar en el que se plasman una serie de
recomendaciones para los países, entre las que destaca la necesidad de que garanticen la
asistencia universal en los planes relativos a la
prevención y control de patologías no transmisibles y en los
servicios de salud mental.
Y es que, según se muestra en el trabajo, las
medidas nacionales contra estas patologías son, "en el mejor de los casos",
desiguales y, además, las
inversiones nacionales continúan siendo "
deplorablemente pequeñas" y no se están "movilizando" fondos suficientes a escala internacional. De hecho, la Comisión ha alertado de que existe una sensación de "
normalidad", en lugar de "
urgencia" que es la que se necesita.
"El reto no consiste solamente en lograr el apoyo político, sino también en
garantizar la aplicación, bien sea mediante la formulación de legislación, normas y criterios o a través de la inversión. Debemos seguir abogando por dar
mayor prioridad a las enfermedades no transmisibles y la salud mental, pero los países también debe asumir su
responsabilidad para conseguir los productos y efectos acordados. No hay excusa para la
inacción, toda vez que disponemos de soluciones basadas en pruebas científicas", señalan los expertos.
Las "mayores" amenazas para la salud
Actualmente, las patologías no transmisibles y los trastornos mentales representan una de las
"mayores" amenazas para la salud y el desarrollo de todo el mundo. Sin embargo, a juicio de la OMS, la
falta de intervenciones de eficacia demostrada está "
incrementando rápidamente" los costes de la atención sanitaria y, a su vez, la "
constante falta de inversión" en medidas contra las patologías no transmisibles tendrá "descomunales consecuencias sanitarias, económicas y sociales.
La meta es disminuir en una tercera parte la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para el 2030
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Miles de millones de personas de todo el mundo están
afectadas por enfermedades no transmisibles, y en
todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez. La
creciente tendencia al envejecimiento de la población tiene enormes ramificaciones para la prevención y el tratamiento de las enfermedades no transmisibles. Además, muchas personas
morirán prematuramente por cuatro enfermedades no transmisibles como
enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes", alertan los especialistas de la OMS.
Unas patologías que se pueden prevenir con políticas públicas que
controlen los cuatro principales factores de riesgo: consumo de tabaco, consumo nocivo de alcohol, dietas malsanas y sedentarismo. En este punto, el trabajo reconoce que la
probabilidad de fallecer por alguna de estas patologías está "disminuyendo", si bien avisa de que la tasa mundial de
reducción del 17 por ciento entre los años 2000 y 2015 sigue "siendo insuficiente" para alcanzar la meta de
disminuir en una tercera parte la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para el año 2030.
Falta de voluntad política y de planes
Los principales
obstáculos que existen para la
puesta en marcha de medidas contra estas enfermedades son la falta de voluntad política y de planes concernientes a patologías no transmisibles; las dificultades para el establecimiento de prioridades; las repercusiones de factores económicos, comerciales y de mercado; la insuficiente capacidad técnica y operacional; la escasa financiación nacional e internacional para
intensificar las respuestas nacionales a estas enfermedades; y la falta de rendición de cuentas.
Por todo ello, en el informe se solicita a los gobiernos que aseguren que
el conjunto de prestaciones públicas de la cobertura sanitaria universal incluya
servicios relativos a enfermedades no transmisibles y la salud mental, especialmente los de prevención e intervenciones tempranas y los del acceso a medicamentos y tecnologías esenciales.
Además, se pide
aumentar el número de profesionales en los servicios de
Atención Primaria, especialmente de
Enfermería, para asegurar la
cobertura "equitativa"; e identificar sinergias en las plataformas existentes de atención crónica para crear servicios de enfermedades no transmisibles y salud mental.
"Los gobiernos deberían dar prioridad a la restricción de la comercialización, dirigida a niños, de productos malsanos"
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Del mismo modo, se destaca la necesidad de que los
gobiernos, así como a las
alcaldías, que asuman de manera global el programa sobre patologías no transmisibles, sin delegar exclusivamente esta tarea al ministerio de Sanidad, sino también al de Educación, Economía, Medio Ambiente, Comercio, etc.
"Deberían elaborar
respuestas multisectoriales y adoptar enfoques que consideren la salud en todas las políticas y en todos los ámbitos gubernamentales. Deberían encabezar las medidas nacionales multisectoriales y asegurar un entorno legislativo, reglamentario y económico que propicie la integración de esas enfermedades y de la salud mental en la cobertura sanitaria universal, los sistemas de salud, la aplicación de los
objetivos de desarrollo de milenio, los
planes nacionales de desarrollo y las políticas de protección social", apostillan los miembros del comité en el informe.
Colaborar "de forma constructiva" con el sector privado
Por otra parte, la OMS subraya la importancia de que los gobiernos establezcan
entornos protectores de la salud mediante
leyes firmes, cuando corresponda, y el
diálogo, "según proceda", sobre la base del principio 'la salud ante todo'. Sin embargo, avisa de que el diálogo, "no deberá reemplazar" a las reglamentaciones en casos en que estas sean la medida "más eficaz y única" posible.
En este sentido, aconseja a los países
interactuar "de forma constructiva" con el sector privado,
excepto con la industria
tabacalera, y prestar la atención a la gestión de intereses comerciales para buscar vías que permitan reforzar los compromisos y las contribuciones para alcanzar los objetivos marcados de salud pública. Asimismo, aboga por la colaboración de los gobiernos con las empresas de alimentación y bebidas son alcohol, las industrias del ocio y del deporte, la farmacéutica y las empresas tecnológicas.
"Los gobiernos deberían dar prioridad a la
restricción de la comercialización, dirigida a los niños, de productos malsanos. Asimismo, la OMS debería considerar la posibilidad de establecer un
código de conducta internacional sobre esta cuestión, junto con un mecanismo de rendición de cuentas y, al mismo tiempo, reconocer la necesidad de forjar alianzas basadas en la armonización de intereses", argumenta el trabajo, para mostrar la importancia de examinar
incentivos y medidas disuasorias para fomentar el consumo de productos sanos y reducir la comercialización y disponibilidad de productos malsanos.
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