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La estimulación cerebral profunda es útil en la anorexia

Hasta ahora se usa en TOC y enfermedad neurológica

Purificación Salgado (psiquiatra), Gloria Villaba (neurocirujana) y Víctor Pérez, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar.

10 nov 2016. 16.10H
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POR REDACCIÓN
Por primera vez, psiquiatras del Hospital del Mar de Barcelona se han propuesto aportar una alternativa terapéutica a las pacientes con anorexia nerviosa crónica muy grave y refractaria a los tratamientos al uso: la electroestimulación cerebral profunda.

La técnica –que resulta reversible y con pocos efectos secundarios a pesar de su apariencia drástica– solo se utiliza, hasta la fecha, en situaciones extremos de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y enfermedades neurológicas como el párkinson u otras que dan pie a determinados síntomas como temblores o distonía.

En el caso de la anorexia nerviosa, la estimulación eléctrica del cerebro se piensa dirigir a una región que controla el estado de ánimo, la ansiedad y el circuito de motivación-recompensa, pero no a otra que, a priori, parecería más específica como sería la relacionada con el apetito. Al parecer, se baraja la hipótesis de que sea más efectivo incidir en la primera para obtener el resultado anhelado.

En concreto, el estudio en cuestión ha incluido a ocho pacientes con anorexia crónica, severa y refractaria al tratamiento, a quienes se prevé estimular el cíngulo subgeniculado o el núcleo accumbens, según el perfil clínico.

“Ambas dianas de estimulación son puntos claves en esta enfermedad mental. El objetivo no es estimular una diana que controle el apetito, sino estimular otra que mejore los circuitos del estado de ánimo, la ansiedad y el circuito de motivación-recompensa”, ha explicado Villalba.

Tratamiento financiado por Sanidad con una beca FIS

Se trata de un tratamiento neuroquirúrgico pionero financiado con una beca del Ministerio de Sanidad (FIS). El equipo multidisciplinar que lo lleva a cabo ha presentado el proyecto en el XII Congreso Hispano Latinoamericano de Trastornos de la Conducta Alimentaria, invitados por el comité científico.

La técnica quirúrgica consiste en la colocación de unos electrodos en una diana seleccionada del cerebro. “En nuestro proyecto se estimulará un área concreta del cerebro (el cíngulo subgeniculado o el núcleo accumbens) según el perfil clínico del paciente, mediante un sistema robótico –robot ROSA–, conectando estos electrodos a un generador que, a modo de batería, enviará a ellos el estímulo eléctrico”, ha corroborado Gloria Villalba, neurocirujana y miembro del equipo investigador.

Pacientes crónicos sin opciones terapéuticas

Los pacientes con anorexia son seleccionados por el Hospital del Mar en colaboración con el Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA). Para ello, se incluye en esta posibilidad de tratamiento neruroquirúrgico a pacientes con anorexia de más de diez años de evolución y que no responden a otros tratamientos (la enfermedad reaparece o no se completa el tratamiento), con disminución muy severa del peso, por debajo de un índice de masa corporal (IMC) de 17 pero por encima de 13 (unos 36 kg de peso).

“No se puede incluir a pacientes con trastornos mentales como la psicosis o el trastorno bipolar, enfermos que presentan contraindicaciones neurológicas, embarazadas o incluso aquéllos que vivan muy lejos del punto de estudio”, ha explicado Víctor Pérez, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar y miembro del equipo multidisciplinar.

Resulta frecuente que los pacientes con anorexia nerviosa padezcan trastornos psiquiátricos secundarios y que convivan con diferentes problemas combinados, a menudo depresión o trastornos obsesivos-compulsivos (TOC).

Estas alteraciones psiquiátricas secundarias, que también se abordan, en ocasiones, con electroestimulación profunda, son los que impiden a estas pacientes una respuesta adecuada al tratamiento específico.

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