La
dieta materna durante el
embarazo podría
modular el riesgo de sufrir síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH) en la infancia, según concluye un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (
ISGlobal), impulsado por La Caixa.
El trabajo, que publica 'The Journal of Pediatrics', establece un vínculo entre la
ratio de omega 6 y d
e omega 3 en el
cordón umbilical y la
aparición de síntomas del TDAH.
El estudio, que ha contado con la participación de
600 niños y niñas de Asturias, País Vasco, Catalunya y Comunidad Valenciana,
analizó muestras de plasma procedentes de cordones umbilicales para cuantificar los niveles de omega 6 y omega 3 que llegan al feto.
El estudio, con 600 niños, analizó muestras de plasma de cordones umbilicales para cuantificar los niveles de omega 6 y omega 3 que llegan al feto
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Los investigadores constataron que
cuanto mayor es la
proporción de omega 6 con respecto a la de
omega 3, el
riesgo de mostrar síntomas de TDAH a los
siete años de edad
crece un 13 por ciento. El estudio evaluó tanto el diagnóstico clínico del trastorno (seis síntomas como mínimo), como el
número de síntomas presentes aun en los casos que no alcanzaban para cumplir los criterios diagnósticos.
La
ratio de los dos omegas se asoció con el
número de síntomas de TDAH, pero no con el diagnóstico del trastorno, y
solo en el
examen realizado a los siete años de edad.
Los autores sugieren que puede haber un
error de medida a los cuatro años, ya que los síntomas detectados en edades tempranas pueden ser originados por un retraso en el neurodesarrollo dentro de la normalidad.
Consecuencias en el neurodesarrollo
"Nuestros resultados están en línea con los de estudios previos que establecieron relación entre la ratio de omega-6:omega-3 que presentan las madres y diversas consecuencias en el neurodesarrollo", señala la investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio,
Mónica López-Vicente.
"A pesar de que
no encontramos asociación a nivel clínico, nuestros resultados son importantes a nivel poblacional. Si una gran parte de la población está expuesta a ratios altas de omega-6:omega-3, la distribución de los síntomas de
TDAH se desplazaría ligeramente a la derecha, incrementando la prevalencia de valores extremos, lo que tendría un impacto en los costes sanitarios y la productividad de la comunidad", completa López-Vicente.
Según la investigadora, el estudio constata que el
suministro de nutrientes durante las primeras etapas de la vida resulta clave, ya que programa la estructura y la función de los órganos, lo que tiene un impacto en la salud a lo largo de toda la vida.
"Debido al largo periodo que precisa para desarrollarse, el cerebro es un órgano particularmente vulnerable a una programación defectuosa, por lo que este tipo de alteraciones podrían conducir a trastornos del neurodesarrollo", explica
Jordi Júlvez, investigador de ISGlobal y último autor del estudio.
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