La
alergia al polen se presenta con más frecuencia en pacientes con
ansiedad, según una investigación sobre la interacción entre factores psicológicos y alergias que se ha realizado sobre
más de 1.700 personas alérgicas del área de Augsburgo (Alemania).
Dirigido por
Claudia Traidl-Hoffmann, directora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud en el Hospital Universitario de Augsburg (UNIKA-T) y profesora de Medicina Ambiental de la Universidad Técnica de Múnich, el equipo distinguió entre
alergias perennes o
no estacionales, como las provocadas por el
polvo doméstico, los ácaros o el pelo de los animales, y las
alergias estacionales, causadas por el polen de la hierba, así como alergias a otras sustancias como los alimentos.
Los participantes del estudio también respondieron a preguntas sobre sus
alergias y también sobre su
salud psicológica. El enfoque aquí fue sobre la
depresión, los
trastornos de ansiedad generalizada, que afectan todos los aspectos de la vida diaria, y el
estrés mental agudo.
"Hay estudios que se centran en los componentes psicológicos de las enfermedades de la piel o el asma alérgica. Por primera vez, ahora podemos mostrar una conexión con las alergias estacionales", explica
Katharina Harter, autora principal de la publicación.
Poca influencia en alergias a los alimentos y medicamentos
Alrededor de la cuarta parte de los encuestados (27,4 por ciento) declararon que sufrían alergias, con un 7,7 por ciento de alérgicos perennes, 6,1 por ciento estacionales y 13,6 por ciento con otras formas de reacciones alérgicas.
Resultó que las personas con trastornos de ansiedad generalizada también sufrían con más frecuencia de alergia al polen, pero no durante todo el año. Estadísticamente, estos eran en
realidad menos frecuentes en el grupo de pacientes con ansiedad. Una posible explicación para esto podría ser que las personas con alergias persistentes desarrollen
diferentes estrategias para
sobrellevar el estrés, que las protegen de los trastornos de ansiedad.
Por otro lado, hubo una correlación positiva entre las alergias perennes y la depresión o los episodios depresivos. Sin embargo, la estructura del estudio no permitió aclarar si las alergias aumentan la susceptibilidad a la depresión o si la depresión en sí misma es un factor de riesgo para las alergias. Lo que sorprendió al equipo de investigación fue el hecho de que los
factores psicológicos tuvieron poca influencia, si es que la hubo, en la aparición de
alergias a los alimentos y medicamentos.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.