Hay teorías e investigaciones sobre la implicación que existe entre la salud de la
microbiota intestinal y la
salud mental. Así lo afirman
José Angel Alda, jefe de Sección en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Sant Joan de Déu de Barcelona, y
María Izquierdo Pulido, profesora de Nutrición y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona. Por eso, ambos participan, junto con la Universitat Rovira i Virgili, en un estudio que, bajo esta premisa, busca un
marcador de diagnóstico y de
pronóstico del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH).
"Nuestra hipótesis es que hay una flora determinada que tiene relación con los síntomas y que serviría como
marcador de diagnóstico y de
pronóstico del TDAH", explica a
Redacción Médica José Angel Alda, quien está al frente de este estudio.
"En alguna patología, como la
depresión, la
esquizofrenia o
enfermedades autoinmunes, se ha encontrado una relación entre la
microbiota y la patología concreta. En el autismo también se ha visto algún vínculo. La idea es intentar valorar si hay algún tipo de flora intestinal concreta que se ve más en pacientes de TDAH", prosigue.
Conseguir 240 pacientes
Los participantes de este estudio, que se está llevando a cabo gracias a una beca de la Fundación Alicia Koplowitz, tienen
entre seis y 15 años. Para llevarlo a cabo, se dividen en
cuatro grupos: uno con menores con TDAH que siguen un tratamiento farmacológico; otro con personas con el trastorno pero sin tratamiento farmacológico; un tercero con los hermanos de los dos primeros grupos; y un cuarto con menores sin el trastorno.
De momento, los expertos explican que tienen muestras de cerca de
200 pacientes. Al tratarse de un estudio genético, esperan llegar a los 240 a finales de junio. Pero les está costando. "Nos estamos encontrando con muchos
preadolescentes a los que les da
pudor entregar una muestra de heces", asegura Alda.
En el caso de encontrar la relación, habrán conseguido un marcador de diagnóstico y de pronóstico para el trastorno, inexistente a día de hoy, ya que la evaluación depende del ojo clínico del profesional.
"No hay una prueba genética, ni neuroquímica, ni de neuroimagen que te dé el diagnóstico de TDAH. Con lo cual sería un
descubrimiento importante", señala el psiquiatra. La falta de este tipo de diagnosticos, explica, puede provocar la frustración de los padres de niños con TDAH por la discrepacia entre los profesionales. Esperan tener los resultados a
finales de este año o a
principios de 2020.
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