Evitar los castigos severos en niños con
trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH), resulta beneficioso para este colectivo. De hecho, un nuevo estudio de la
Ohio State University asegura que reducir los
gritos,
críticas y
enfoques crueles o
negativos por parte de los padres a la hora de corregir
a sus hijos con TDAH, es fundamental para mejorar su
salud emocional y calmarlos.
Los autores del estudio evaluaron los
marcadores fisiológicos de la regulación emocional en niños en edad preescolar con TDAH antes y después de una intervención de los padres. Los cambios en la gestión de los problemas con sus hijos, incluyendo reducir los gritos y la disciplina física, supusieron
importantes mejoras en la regulación biológica de estos menores.
"Este es el primer estudio que demuestra que una
educación paternal mejorada tiene consecuencias biológicas en los niños", afirma
Theodore Beauchaine, autor principal del estudio y profesor de Psicología en Ohio.
"La educación paternal mejorada tiene consecuencias biológicas en los niños"
|
Prevenir futuros comportamientos delictivos
"La idea es
cambiar la dinámica familiar para que estos niños altamente vulnerables no se encuentren con grandes problemas en el camino, incluyendo la
delincuencia y el
comportamiento criminal", señala.
Los padres de 99 niños en edad preescolar
con TDAH recibieron formación, la mitad durante 20 sesiones semanales de dos horas y la otra mitad durante 10 sesiones similares. Los padres adquirieron habilidades como la resolución de problemas y técnicas de enseñanza positivas. Mientras tanto, sus hijos
se reunieron con terapeutas que reforzaron su gestión emocional y el manejo de la ira.
Antes de que comenzara el entrenamiento, los padres (generalmente las madres) y sus hijos participaban en sesiones de juego que incluían un ejercicio de construcción de bloques intencionalmente frustrante.
Durante el ejercicio, los niños fueron atados a equipos que registraron su actividad cardíaca. Los patrones anormales de la
actividad cardíaca son comunes entre los niños que tienen problemas para controlar sus emociones, incluidos algunos niños con TDAH, apunta Beauchaine.
Evitar interacciones negativas
Después de que se completó
el entrenamiento de los padres, los investigadores hicieron que las familias regresaran al laboratorio para realizar nuevas pruebas para determinar si las sesiones de entrenamiento provocaron
cambios en la actividad de los padres y en el corazón entre los niños.
Se descubrió que la reducción de la agresividad y severidad de las reprimendas mejoraban la función biológica en los niños. "Las
interacciones negativas entre padres e hijos tienen un gran efecto en los niños", asevera Beauchaine, quien subraya que observar este cambio en "tan solo 20 semanas es algo sorprendente”.
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