La
depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo y según
las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas viven con depresión.
La media del consumo de antidepresivos de los países miembros de la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) está en el 6,5 por ciento, y España se sitúa por encima, con un 7,5 por ciento de españoles que tienen una dosis diaria definida para tratar la depresión.
Liderando la lista se encuentran
Islandia y Australia, con un 13 y un 10 por ciento de habitantes respectivamente que aseguran consumir al menos una pastilla antidepresiva al día.
Portugal se encuentra en tercera posición (9,5 por ciento) y les siguen
Suecia (9,3 por ciento) y
Canadá (8,7 por ciento).
La situación de España en este índice no es casual, según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) e
n España el consumo de antidepresivos se ha triplicado hasta alcanzar las 26 dosis diarias por cada mil habitantes.
El problema no se centra solo en el consumo, sino también en la
adherencia de los tratamientos. Según el Consejo General de Farmacéuticos solo el 28 por ciento de los pacientes que consume antidepresivos cumple adecuadamente el tratamiento.
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