La llave para neutralizar el
trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no la tienen tanto los padres como los
educadores, tal como han denunciado dos
psicólogos especializados en el problema a Redacción Médica.
“Echamos de menos
protocolos de derivación que reduzcan el tiempo entre la sospecha del
trastorno y su
diagnóstico, que en la actualidad es de unos dos años y medio –demasiado tiempo– así como de actuación específica, cosa en la que es pionera la
Comunidad de Madrid”, ha declarado
Alberto Jiménez.
Junto con
Ángel Terrón, ambos atesoran cuatro años de experiencia clínica con niños y adolescentes y no reparan en apuntar al ámbito escolar como
el talón de Aquiles, en España, a loa hora de identificar y resolver “una alteración neurobiológica” que responde al tratamiento médico y psicológico.
En este último aspecto, ellos mismos han comprobado la validez de las estrategias psicológicas de
aceptación, reaprendizaje y reconducción de esta clase de comportamientos para que no lleven a los chicos a
perder el tren de su educación académica.
Proyecto ‘Educat’ en la Comunidad
Tal como lo ven los dos psicólogos –que trabajan
en el proyecto ‘Educat’ destinado a atender el TDAH en la población infanto-juvenil– el trastorno reviste gravedad pero su solución “está
más cerca de lo que muchos profesionales piensan” y también de lo que a menudo se da a entender por la escuela a los propios afectados y a sus familiares.
“La escuela española se caracteriza por
enseñar la puerta de salida a estos chavales a la mínima de cambio en su conducta; y si un niño con este problema llega a pasar por cuatro o cinco colegios durante su primera infancia se queda
con la autoestima por los suelos”, denuncia Terrón.
“Otros países lo hacen mejor en ese sentido, como lo prueban algunos casos que hemos atendido recientemente”, continúa. En ellos –asegura– al trasladar a niños con TDAH
de Reino Unido y de Suecia a España, sus padres comprobaron cómo “de derrumbaron en poco tiempo”.
‘Medidas no significativas’ pero de enorme beneficio
“Esto sucede por la sencilla razón de que, en esos países, no se extrapola el problema, no se les echa de los colegios; por el contrario, se aplican estrategias dinámicas para que salgan adelante”, han razonado.
Asimismo, “se les procura atención personalizada, y, ante todo, se implantan lo que llamamos ‘medidas no significativas’, que quiere decir
que no afectan al desarrollo del niño pero que se revelan de enorme utilidad como, por ejemplo, enseñarles a secuenciar la información, evitar los grandes bloques de texto,
reducir el porcentaje de deberes, colocar en las primeras posiciones de la clase a quienes presente dificultades de atención… Todo ello hace que su día a día no se vea mermado por el trastorno y éste no acabe con ellos”, han concluido.
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