Se necesita una mayor concienciación, un mejor diagnóstico y un mejor tratamiento para reducir la carga que supone el
trastorno de conducta por trastornos conductuales graves, y que es siete veces mayor que en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH), según ha advertido un
nuevo estudio de expertos dirigido por la Universidad de Bath (Reino Unido).
El trastorno de conducta suele aparecer en la
infancia o la
adolescencia y se caracteriza por un
comportamiento antisocial y
agresivo grave, que incluye la agresión física, el robo, los daños materiales y la violación de los derechos de los demás.
Su
prevalencia se estima en alrededor del tres por ciento en los niños en edad escolar y es una de las
principales causas de ingreso en los
servicios de salud mental de niños y adolescentes. Sin embargo, paradójicamente es uno de los trastornos psiquiátricos
menos reconocidos o estudiados.
Lo que la evidencia muestra es que el trastorno de conducta está asociado con una
carga individual, social y económica excepcionalmente alta. Su carga personal y de salud es siete veces mayor que la del TDAH, un trastorno mucho más conocido. Aunque es probable que los niños diagnosticados con TDAH también muestren
signos de trastorno de conducta, muy pocos serán diagnosticados o recibirán tratamiento.
Nuevo documento
Este fracaso en abordar y tratar el trastorno de conducta en niños y adolescentes llevó a los investigadores a redactar este
nuevo documento, publicado en la revista 'Nature Reviews', que pide una
mayor conciencia de la
patología y
más fondos para mejorar la comprensión y capacidad para tratarlo.
La
revisión, una visión general completa de todos sus aspectos, su diagnóstico, manejo clínico e impacto a largo plazo, destaca las
consecuencias negativas y los
resultados en
adultos que pueden ocurrir si no se diagnostica o trata correctamente.
En particular, revela la
elevada carga de
salud física y
mental que pesa sobre los pacientes y sus familias. En los niños, el trastorno de conducta se asocia con un mayor riesgo de desarrollar TDAH, trastorno de oposición desafiante y trastornos del desarrollo del
lenguaje; mientras que para los adolescentes, las
comorbilidades pueden incluir depresión, ansiedad, alcohol y abuso de sustancias.
Además, hasta el 50 por ciento de las personas con trastorno de conducta desarrollan un
trastorno de personalidad antisocial o
límite en la edad adulta, junto con una
conducta delictiva más grave y la participación en
pandillas. Los investigadores también han concluido que los jóvenes con este trastorno tienen
más probabilidades de tener
hijos antes, con más
embarazos no planeados, de volverse
dependientes de los beneficios, de quedarse
sin hogar o incluso de
intentar suicidarse.
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