Los
estudios han demostrado que el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH) en los niños se puede reducir a través de una
crianza positiva: animándolos, tranquilizándolos, estructurando sus tareas y, por supuesto, dándoles afecto.
Pero pocos estudios han medido el efecto de la
crianza positiva cuando se combina con la supresión del comportamiento inapropiado por parte de los propios niños, también conocido como control inhibitorio, tal y como señala la Universidad de Montreal por medio de un comunicado.
Charlie Rioux, graduada en Psicología de la Universidad de Montreal, y su compañera
Julie Murray, de la Escuela de Psicoeducación de la UdeM, decidieron echar un vistazo a esto. Y lo que descubrieron podría conducir a intervenciones mejor focalizadas para prevenir la aparición y la exacerbación de los síntomas del TDAH.
Publicado en
Development and Psychopathology, su estudio fue supervisado por los profesores de la UdeM y los investigadores de CHU Sainte-Justine,
Natalie Castellanos Ryan y
Jean Séguin, y por la profesora de la UdeM,
Sophie Parent.
Seguimiento de siete años
Los investigadores analizaron los datos recopilados de
195 madres en el área de Montreal. Estas respondieron cuestionarios desde que su hijo tenía cinco meses hasta que cumplieron 7 años.
"Una intervención dirigida a práctias positivas de crianza podría reducir o prevenir los síntomas de TDAH"
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Los investigadores examinaron la relación entre la
crianza positiva de las madres cuando su hijo tenía cuatro años y el control inhibitorio del
niño a los seis años para ver si podían
predecir los síntomas del TDAH a los siete.
"Medimos la crianza positiva al observar la interacción entre las madres y sus hijos durante las actividades en las que tenían que realizar ciertas tareas, como leer o hacer un dibujo por números", explica Rioux. Las madres informaron sobre la crianza coercitiva y el control inhibitorio de sus hijos.
Un efecto combinado positivo para los niños
Los resultados indican que la crianza positiva, evaluada cuando el niño tiene cuatro años, está fuertemente asociada con
síntomas más bajos de TDAH a los 7 años. El vínculo es aún más fuerte cuando el niño tiene un mayor control inhibitorio a los 6 años.
Según Rioux y Murray, esta relación puede explicarse por el hecho de que los niños con un mejor control inhibitorio pueden prestar más atención a las acciones de sus padres y, como resultado, están más influenciados por sus comentarios positivos. Por el contrario, los niños con un control inhibitorio más débil y cuyas madres participaron en menos prácticas positivas de crianza mostraron
síntomas de TDAH más pronunciados.
"Nuestros resultados muestran que una intervención dirigida a
prácticas positivas de crianza podría
reducir o prevenir los síntomas del TDAH", señala Rioux. "Sin embargo, para los niños con un control inhibitorio más débil, las intervenciones parentales deben combinarse con una intervención dirigida a las capacidades inhibitorias del niño".
Intervenciones a favorecer
Los autores del estudio creen que al mejorar las habilidades inhibitorias de un niño, él o ella puede volverse más receptivo a las prácticas positivas de crianza, "que luego pueden
retrasar o prevenir el desarrollo de síntomas de TDAH".
"Nadie es perfecto y lo importante es tratar de mejorar sus habilidades de forma continua"
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En este sentido, algunos estudios sugieren que los
programas semiestructurados de actividad física, como las clases de educación física, podrían mejorar el control inhibitorio en los niños.
En términos de intervenciones para mejorar la crianza positiva, hay varias opciones para los padres que informan dificultades para adoptar estas prácticas. Lo importante, explica Rioux, es apuntar a mejores prácticas de crianza, sin necesariamente luchar por la perfección.
"Nadie es perfecto y lo importante es tratar de mejorar sus habilidades de forma continua", asegura. "La idea es fomentar prácticas de crianza más positivas. Cuando se usan constantemente, están asociadas con menos síntomas de TDAH".
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