La actividad neuronal asociada con respuestas defensivas cambia entre dos regiones cerebrales dependiendo de la proximidad de una amenaza, según un estudio desarrollado por la Universidad Radboud de los Países Bajos y publicado en The Journal of Neuroscience. Los hallazgos sugieren que el abuso emocional durante la niñez puede cambiar el balance de actividad entre estas regiones.
La amígdala y una región estrechamente relacionada llamada núcleo del lecho de la estría terminal (BNST, por sus siglas en inglés) están activadas para responder a una intimidación.
El laboratorio encontró que la anticipación de una sacudida eléctrica incómoda pero inofensiva se vinculó con una mayor actividad en BNST, que está fuertemente conectada con otras regiones del cerebro que pueden estar involucradas en decidir cómo responder a una amenaza lejana.
En contraste, la descarga se asoció con una mayor actividad en la amígdala, que mantiene conexiones más fuertes con las regiones cerebrales inferiores que pueden facilitar las respuestas inmediatas e involuntarias al peligro agudo, como el aumento de la frecuencia cardiaca.
Finalmente, descubrieron que los participantes que reconocieron haber sufrido maltrato en la infancia (principalmente abuso emocional y negligencia en lugar de abuso físico y sexual) exhibieron una mayor actividad de la amígdala durante la anticipación de la descarga.
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