Un
desorden de conducta en el
adolescente diagnosticado de
trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH) no forma parte necesariamente de éste aunque sin duda lo agrave. En cambio, sí hace lo propio otra entidad reconocida en los manuales de Psiquiatría: el trastorno de oposición desafiante.
Con todas las precauciones que merece un solo estudio, ésas son las conclusiones de
una investigación recién publicada en
Journal of the Formosan Medical Association en la que se parte de una
muestra de pacientes entre 11 y 18 años de edad divididos de forma meticulosa en cuatro grupos.
En primer lugar, se agrupó a quienes estaban
diagnosticados de TDAH y también de trastorno de conducta (TC) con independencia de que hubieran desarrollado o no, a su vez, un trastorno de oposición desafiante (TOD).
En segundo, se compiló a quienes padecían TDAH con TOD en
ausencia comprobada de desorden de conducta. En tercer término, se reunió a quienes solamente sufrían TDAH. El resto de participantes se utilizó como
grupo control. Acto seguido, se midieron por medio de test específicos las
funciones neurocognitivas de todos los menores.
Resultados en cada uno de los grupos
Como resultado, los autores dieron con que los tres grupos principales adolecían de problemas de memoria espacial y de corto plazo. Sin embargo,
los déficits en la memoria verbal y en el control de la impulsividad se vieron con claridad en quienes padecían TDAH y TOD (primer segmento de adolescentes) pero
no en quienes solo sufrían únicamente el primero.
Por otra parte, la combinación de TDAH y problemas de conducta
no mostraba diferencias significativas respecto al grupo control en otras variables relacionadas con la memoria, la alerta y la atención.
Así que los científicos concluyen que existen déficits neuropsicológicos que caracterizan, por una parte, a los adolescentes con TDAH y TOD y, por otra, a quienes sufren TDAH y desorden de conducta.
“La comorbilidad de TDAH con el trastorno de conducta puede ser
una entidad nosológica propia que necesita diferenciarse con vistas a desarrollar otra estrategia terapéutica, en tanto que el TDAH concomitante con TOD puede ser
una forma grave del primero que precisa de un tratamiento específico
aún más intensivo que el habitual”, sentencia el resumen del trabajo.
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