La obesidad (y no, en cambio, el sobrepeso) discrimina todo estímulo de recompensa en favor de la relacionada con la comida, según ha desvelado un estudio publicado en Human Brain Mapping.
La investigación la ha n llevado a cabo científicos del Centro Mente, Cerebro y Comportamiento (Cimcyc), de la Universidad de Granada, quienes, en efecto, han observado, por medio de resonancias magnéticas, que el cerebro de las personas con obesidad muestra una mayor activación ante un estímulo de alimento que ante otro, en concreto, de una recompensa económica.
En el trabajo se utilizaron resonancias magnéticas funcionales (RNMf) para evaluar el comportamiento del circuito de recompensa cerebral (formado por diferentes regiones del cerebro relacionadas con la motivación, el deseo y el placer) mientras se realizan tareas relacionadas con alimentos y dinero.
Se sabe que, cuando las personas con exceso de peso observan imágenes de alimentos con altos contenidos en grasas y azúcar, presentan una mayor activación del circuito de recompensa cerebral. Hasta ahora, sin embargo, se sabía poco sobre si otro tipo de estímulos más genéricos, como el dinero, provoca el mismo efecto en este tipo de población.
En el estudio participaron 21 adultos con obesidad, 21 con sobrepeso y 39 con un peso normal, y a todos ellos se les presentó una serie de imágenes de diferentes tipos de comida que pudieran resultar más o menos apetitosas según el caso, y se les preguntó cuánto dinero estarían dispuestos a pagar por ella.
También se les realizó una prueba en la que debían apretar un botón cuando vieran aparecer una estrella en la pantalla, y se les avisó de que, si acertaban, recibirían una recompensa de dos, cinco o diez euros.
De este modo, vieron que un mayor índice de masa corporal (IMC) se relaciona con una mayor actividad del circuito de recompensa cerebral al observar imágenes de comida con altas cantidades de azúcares o grasas.
Por el contrario, durante la realización de la tarea donde se podía obtener dinero, las personas con sobrepeso, y no con obesidad, son las que presentan una mayor activación del circuito de recompensa.
Cuando se alcanza un determinado umbral, entre valores de IMC de 27 y 32, se produce una disminución en la reactividad evocada por la expectativa de obtener el dinero, mostrando las personas con obesidad patrones neuronales similares a las personas con peso normal.
Diferenciar sobrepeso y obesidad
“Estos resultados apuntan hacia la necesidad de ampliar el objetivo de las intervenciones más allá de la reacción cerebral que provoca la comida, incluyendo otro tipo de estímulos. Además, sería adecuado realizar intervenciones específicas diferenciando entre personas con obesidad y sobrepeso, puesto que muestran patrones cerebrales distintos”, han explicado Raquel Vilar y Juan Verdejo, dos de los autores de este trabajo.
A la luz de los resultados del estudio, el objetivo de las intervenciones en las personas con sobrepeso, que muestran una alta motivación ante cualquier tipo de estímulo, se debería encaminar a disminuir su reactividad general.
"Sin embargo, con las personas con obesidad que sólo muestran una mayor reacción cerebral ante los alimentos, un posible enfoque terapéutico es el de estimular su sistema de recompensa cerebral con otro tipo de reforzadores, para lograr con éstos una reacción cerebral similar a la que provoca la visualización de la comida, de modo que no sea el estímulo dominante”, han apuntado los científicos.
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