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Dos de cada tres niños con TDAH "se curan"

La combinación de fármacos y terapia psicoeducativa surte efecto la mayoría de las veces

Lola Moreno, jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

22 dic 2016. 09.00H
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POR @JAVIERBARBADO
Dos tercios de los niños que acude a la consulta y recibe el diagnóstico certero de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se cura con la combinación de tratamiento farmacológico y psicoeducativo.

Así de rotunda se muestra, tras 20 años de experiencia clínica, la psiquiatra especializada en el trastorno del Hospital Gregorio Marañón de Madrid Lola Moreno, quien añade la buena respuesta general de los niños a los fármacos y la posibilidad de seguir tratando con razonable éxito a ese tercio de pacientes con síntomas persistentes aun en la edad adulta.

Según ha recalcado a Redacción Médica, por fortuna la Psiquiatría atiende desórdenes que presentan un buen pronóstico general, y éste es uno de ellos: “Si están bien diagnosticados, un 80 por ciento de los casos evoluciona bien frente a un 20 por ciento que no lo hace”, ha reseñado.

En este sentido, cabe resaltar la aparición de un nuevo fármaco, la lisdexanfetamina, “que personalmente utilizo en los pacientes resistentes” a la molécula habitual del metilfenidato (MED) y que, en España, se administra desde hace apenas tres años (bastantes más en Estados Unidos) pero, eso sí, sale más caro.

Alta eficiencia, buena tolerancia y escasa adicción

Moreno subraya la alta eficiencia de la medicación específica para el TDAH, peor también la escasa adicción que genera a pesar de tratarse de derivados de las anfetaminas: “A lo largo de mi trayectoria profesional no he tenido un solo problema de adicción al medicamento; se administra, de todos modos, con suma cautela, se hacen descansos y, llegada la adolescencia, el paciente ya ha aprendido a hacer un uso de la sustancia sorprendentemente habilidoso”, ha destacado.

Preguntada por el perfil típico del niño con el trastorno, Moreno lo define como el de un menor de unos seis años que acude a la consulta externa o de familia con problemas de atención e impulsividad. “El retrato cambia si nos referimos al niño que acude a la unidad de ingreso especializada”, advierte.

Al hilo de este recordatorio, la psiquiatra no duda de que su especialidad es la más capacitada para el diagnóstico acertado de la patología y también para su seguimiento en el tiempo, ya que éste “requiere de un abordaje integral que no se limite a los fármacos, sino que incluya el componente psicoeducativo, la intervención familiar, etc.”.

De hecho, en los pequeños de seis años en los que se detecta, se tiende a no prescribir fármacos si no son necesarios. “Esa situación se produce en niños con problemas de inatención e impulsividad pero que no les repercute, de forma negativa, en su funcionamiento cotidiano, en este caso en el rendimiento escolar”, ha subrayado.

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