Existen evidencias que relacionan el patrón dietético y el TDAH. Sin embargo, se trata de estudios transversales, "con lo que supone un hándicap ya que no sabemos si el niño come así por las características que tiene o tiene dichas características porque se alimenta así". Son palabras de Nerea Martín Calvo, investigadora de la Universidad de Navarra, que lidera el proyecto Sendo, con "una cohorte prospectiva. Empezamos a reclutar a los niños cuando tienen cuatro años y les analizamos hasta la mayoría de edad. Les hacemos un cuestionario al año sobre aspectos muy diversos, entre ellos el TDAH. Los resultados nos van a permitir saber si la dieta se asocia a este trastorno con el paso del tiempo".
Se trata del primer estudio longitudinal que se lleva a cabo en este campo, abordando el tema con calidad de seguimiento. De base han utilizado otros informes: "Hasta ahora se han publicado cinco estudios sobre el vínculo entre la dieta y TDAH en niños. Todos son bastante consistentes. Dos investigaciones, una australiana y otra iraní, constataron que una dieta occidentalizada -rica en grasas saturadas y azúcares, y baja en fruta y verdura- se asocia con un mayor riesgo de TDAH. A su vez, dos estudios con niños en China hallaron que un patrón saludable disminuye el riesgo de sufrir el trastorno. Y un estudio español lo centró en la dieta mediterránea, demostrando que disminuye el riesgo de TDHAH".
Una dieta saludable, clave
La experta considera considera que la epidemología nutricional ya no focaliza su atención en un nutriente concreto, sino que analiza la alimentación en su conjunto: "Ya no nos centramos si es correcto suplementar la dieta con Omega 3 o quitar el azúcar de la dieta del niño. Lo importante es seguir un patrón dietético saludable. La clave no está en añadir fruta a la dieta, sino en sustituir la dieta no saludable en su conjunto".
En ese sentido, desde la Universidad de Navarra están llevando a cabo medidas para que los más pequeños coman mejor: "A partir del próximo curso vamos a empezar a dar charlas a los padres en los colegios. El conocimiento les va a dar la llave para tomar la decisión correcta. Les queremos enseñar en qué consiste la dieta mediterránea, cómo se leen los etiquetados de los alimentos…".
Más allá de la educación, Nerea considera que se pueden tomar medidas legislativas que regulen los alimentos de elevada densidad energética: "Los niños están sobreexpuestos a la publicidad de productos que aportan muchas calorías pero ningún nutriente, por lo que hay más facilidad de consumo porque son muy asequibles y accesibles”.
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