"Estos ensayos son una búsqueda de un valor añadido procedente de sustancias consideradas drogas, por lo que no están autorizadas para el uso clínico pero sí para la investigación. Esperemos que se confirmen las expectativas que se intentan demostrar", reconoce a Redacción Médica el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Julio Bobes.
El especialista analiza el reciente intento de buscar efectos antidepresivos en las setas alucinógenas, una iniciativa procedente del Reino Unido. Su secreto reside en la psilocibina, una sustancia capaz de distorsionar las percepciones, fundamentalmente visuales y auditivas, provocar cambios de humor y en el comportamiento sexual, paranoia, pánico o psicosis. Sin embargo, "aparte de estos efectos no deseables, tiene una parte que afecta a lo emocional y lo afectivo, al igual que ocurre con otros psicodislépticos. Este es uno de los primeros estudios que se van a poner en marcha para ver si hay una parte aprovechable para que la actividad antidepresiva actúe con rapidez. Lo que se busca es purificar esa molécula y que sirva hacia lo que nos interesa", asegura Julio Bobes.
El estudio empezará a principios del año que viene en ocho países europeos y se probará en 400 pacientes, tal y como informa el diario Financial Times. El objetivo es comprobar si la psilocibina puede mejorar la condición de los pacientes depresivos durante tres meses. Los resultados del test, pendiente de la aprobación final por parte de las autoridades europeas, se monitorizarán digitalmente.
"En el tratamiento de las depresiones tenemos dos asignaturas pendientes. Por un lado, mejorar la rapidez de acción de los antidepresivos, que tradicionalmente se establecen en dos o tres semanas. Son muchos días para las personas con depresión, ya que para ellas el tiempo pasa de manera más lenta y angustiosa. Por otro lado, algunos depresivos son persistentes a la terapia farmacológica, con lo que nos vemos obligados a utilizar tratamientos de choque u otras formas de estimulación cerebral. Y a pesar de eso, no todas las personas responden", explica el presidente de la SEP.
¿Puede tener consecuencias fisiológicas a largo plazo? "Este tipo de sustancias tiene capacidad adictiva, por lo que no sabemos qué consecuencias tiene a largo plazo porque lo que conocemos es lo que ocurre con los adictos". De ahí que esta investigación busque "la confirmación de unos efectos en el terreno afectivo y comprobar a qué se deben los efectos psicodislépticos. A partir de esos datos, se pueden diseñar moléculas que no tengan la esa capacidad", argumenta el catedrático.
Ketamina, otro ejemplo
No es la primera vez que se busca un efecto antidepresivo con este tipo de sustancias: "Hay otros estudios que están indagando el mismo efecto pero con la ketamina, es decir, que mejore la rapidez de acción, que el paciente note los efectos a las pocas horas y que se pueda administrar periódicamente para mantener el efecto antidepresivo tan potente que tiene".
En ese sentido, "con la ketamina ya tenemos mucha evidencia. Aunque estaba ya esbozada en los años 80, se ha llegado a un gran nivel de demostración en la actualidad". De ahí que el especialista apoye "este tipo de ensayos. Siempre tienen algún riesgo que se asume. Para eso se busca aminorar los riesgos al máximo y, por supuesto, la persona que participa acepta que pueda tener alguna de estas consecuencias", resume.
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