El rechazo, en el
Consejo Interterritorial del SNS de abril de 2016, a la propuesta de
Estrategia Nacional de Salud Mental que comenzó a elaborarse tres años antes por más de 150 profesionales de todas los ámbitos asistenciales y territoriales, con la colaboración de las
asociaciones de pacientes, ha dejado al país huérfano de una actualización en este área por más de un lustro.
Una oportunidad que se "desperdició", según han indicado a
Redacción Médica profesionales que, en mayor o menor medida, participaron en su elaboración. Este periódico ha rescatado los principales puntos de esta estrategia ‘non nata’ ahora que los trabajos del siguiente equipo están llegando a su fin, y en la que trabajaron
psiquiatras,
psicólogos,
enfermeras,
trabajadores sociales y médicos de
Atención Primaria junto a asociaciones de familias y sociedades científicas.
Así eran las propuestas más importantes de la Estrategia Nacional en Salud Mental 2015-2019, desgranadas por puntos.
Prevención del suicidio
El documento instaba a mejorar el manejo y la detección del riesgo suicida en Atención Primaria, así como a implantar el
Código de Riesgo de Suicidio en todo el SNS. También hacía hincapié en la necesidad de
atender a las personas cuidadoras, familiares y allegados de aquellos que habían fallecido por un suicidio consumado.
Especialidad de Psiquiatría del Niño y del Adolescente
Se pretendía implantar en las
revisiones del niño sano instrumentos para la detección precoz de, al menos, trastornos del espectro autista (TEA) en los tres primeros años de vida; trastornos de la conducta alimentaria, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y para dificultades en el aprendizaje, como la dislexia. Además, buscaba fomentar la detección precoz de las adicciones a videojuegos, las redes sociales y el móvil.
Con la nueva especialidad se promovería la salud mental de los menores involucrados en procesos judiciales
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Sobre el TEA, la Estrategia profundizaba al establecer un
diagnóstico multidisciplinar de los niños en riesgo, que incluyera proporcionar un tratamiento centrado en la persona y un plan de apoyo individualizado, así como impulsar protocolos para que las personas con TEA recibieran una atención óptima a su salud física, en concordancia con el nivel de atención que perciben el resto de personas en el SNS.
Además, con la nueva especialidad se promovería la
salud mental de los menores involucrados en procesos judiciales, incluyendo a las familias, así como la investigación en bienestar y salud mental del adolescente con conductas delictivas.
Participación de personas con enfermedad mental y sus familiares
El documento establecía que las comunidades autónomas potenciaran el desarrollo de
grupos de autoayuda, escuelas de salud y todo tipo de iniciativas comunitarias para la prevención de la soledad y las situaciones vitales estresantes, y el fomento de la resiliencia y la salud mental positiva.
También se realizaría desde el inicio una
valoración integral de la familia de la persona con enfermedad mental, con especial énfasis en la valoración de la sobrecarga y la calidad de vida de la persona cuidadora, impulsando la colaboración de otros familiares y agentes sociales en el cuidado.
En este sentido, también se promovía la realización de acuerdos terapéuticos anticipados que facilitaran la toma de decisiones ante dilemas éticos, actuaciones en crisis y cualquier tipo de intervención y contención involuntaria.
Por último, se realizaría y evaluaría un
plan de intervenciones en la lucha contra el estigma y la discriminación social, dirigido tanto a la población general como a pacientes y familiares, medios de comunicación y el sistema educativo.
Atención de trastornos mentales específicos
En el tratamiento de la
dependencia del alcohol, y como forma de mejorar su eficiencia, las comunidades autónomas establecerían mecanismos de coordinación con las asociaciones de mutua ayuda, conocidas como AMA.
El documento instaba a estudiar la eficiencia en cada entorno de la puesta en marcha de pisos terapéuticos
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También se desarrollarían guías y documentos donde se explicite el modelo de
atención temprana a la psicosis, y se adecuarían los servicios con programas específicos para la patología dual (adicción más otro trastorno mental). En el caso de que no hubiera, se elaboraría.
Con respecto a los
trastornos por conducta alimentaria, la Estrategia conminaba a la creación de programas específicos de integración y rehabilitación para los trastornos de larga evolución. Se estudiaría la eficiencia en cada entorno particular de la puesta en marcha de pisos terapéuticos, y se facilitaría la implantación de hospitales de día y comedores terapéuticos en todas las comunidades.
Sobre los pisos terapéuticos,
en cada región se evaluaría la viabilidad de que estuvieran supervisados pero no tutelados como recurso específico de rehabilitación de los trastornos límite de la personalidad.
Rehabilitación total de la persona con enfermedad mental
La Estrategia Nacional en Salud Mental 2015-2019 establecía que las comunidades autónomas realizaran
programas e intervenciones de salud laboral, así como aumentar el número de personas con trastornos mentales que reciben el servicio de empleo con apoyo o empleo protegido.
Colectivos con una mayor vulnerabilidad psicosocial
El documento elaborado y consensuado por más de un centenar de especialistas buscaba
facilitar el pleno acceso de la población inmigrante y refugiados a los Servicios de Salud Mental, de manera compatible con las características lingüísticas y culturales de cada sujeto.
Los grupos de trabajo de la Estrategia Nacional habían elaborado 14 proyectos dentro de la misma
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Además, implantaba un
Plan de Intervención de Salud Mental en Catástrofes que se integraba dentro del Plan de Intervención Psicosocial de Protección Civil que cada comunidad autónoma tuviera.
Por otro lado, garantizaba a las
personas sordas que utilizaran el lenguaje de signos acceso a intérpretes convenientemente formados para trabajar en el ámbito de la salud mental.
Mejora en la continuidad de los cuidados en salud mental
La Estrategia Nacional impulsaría el aumento del porcentaje de pacientes con trastornos mentales que reciben tratamientos e
intervenciones psicoterapéuticas basadas en la evidencia científica.
También se potenciaba la implantación y el desarrollo de buenas prácticas en Enfermería de Salud Mental en todo el territorio nacional, y se potenciaba la calidad de los cuidados prestados mediante la progresiva incorporación a los distintos recursos asistenciales de la enfermera especialista en Salud Mental.
En total,
los grupos de trabajo de la Estrategia habían elaborado 14 proyectos dentro de la misma: abordaje y prevención del suicidio; lucha contra el estigma y la discriminación en los trastornos mentales; patología dual; Enfermería y salud mental; salud mental y catástrofes; detección de TDAH en Atención Primaria; cronicidad y salud mental; trastorno límite de la personalidad; trastorno de la conducta alimentaria; adicciones emergentes; menor infractor; modelo y abordaje del alcoholismo; gestión asistencial del TEA; y coordinación entre Atención Primaria y Salud Mental.
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