Victor Pérez Sola, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar, lleva una amplia trayectoria trabajando en
unidades de agudos en
Salud Mental en las que no ha cambiado nada prácticamente. Tanto el suyo como otros grupos pioneros propusieron intentar cambiar esto: mantener parte de agudos con unas normas rígidas, sobre todo en ingresos involuntarios o en gente con riesgos con los que tienen uan
responsabilidad legal, y una
unidad abierta, donde las personas que hacen un ingreso voluntario puedan acceder a su móvil con internet y a visitas de los familiares. Es decir, a estar en las mismas condiciones que cualquier persona ingresada en el centro hospitalario.
Sobre esto se ha hablado en una mesa denominada 'Unidades abiertas, ¿a qué esperamos?' en el seno del
XXIII Congreso Nacional de Psiquiatría. En ella, los psiquiatras
Ignacio García Cabeza, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, y
Maite Campillo, del Parc de Salut Mar, han explicado sus experiencias. También ha participado
Nel González, presidente de la Confederación Salud Mental España
"El problema a día de hoy es que todos los que ingresan voluntariamente lo hacen en unidades cerradas"
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"El problema a día de hoy es que todos los que ingresan voluntariamente lo hacen en unidades cerradas. Entonces cuentan con medidas muy estrictas: las visitas de la familia están restrigidas y tienen
dificulades para tener wifi o teléfono.Tratan igual a los enfermos involuntarios que a los voluntarios", explica Pérez Sola a
Redacción Médica.
En otros países, como en Ingaltera o en Italia ocurre todo lo contrario: las
unidades cerradas, de alta contención, son anecdóticas. Las tienen con un número de personal para pacientes muy concretos. El resto están en las mismas condiciones que los que no ingresan en Salud Mental.
"Pero
en España no hemos ido tan rápido como quisiéramos, aunque hay unas cuantas unidades, por ejemplo la nuestra en Santa Coloma, pero también en otras como en Alicante, Ibiza o Mallorca, que tenemos dos unidades, una abierta y otra cerrada", exlica el psiquiatra.
La lucha contra el estigma
Sobre su experiencia ha hablado
Ignacio García Cabeza, que ha indicado que "la principal finalidad y razón de ser de la Unidad Psiquiátrica Abierta del Servicio deAadultos del IPSMarañón no es otra que la
humanización y la lucha contra el estigma y la discriminación de las personas con enfermedad mental".
Por su parte
Maite Campillo ha hablado sobre la implementación de unidades abiertas en la Unidad Integrada de Psiquiatría Hospitalaria de Agudos en el Barcelonès Nord i Baix Maresme. Su política de puertas abiertas es también
reducir el uso de la coerción y reforzar la autonomía del paciente. En los meses que estuvo en marcha, previos a la pandemia del Covid-19, han visto una
mayor percepción de satisfacción de los pacientes, también en el tratamiento. Además, constantan una reducción de las intervenciones involuntarias, lo que favorece la
adherencia y el
pronóstico.
En cuanto a los profesionales, aunque en un principio pueda haber reticencias a pasar a trabajar también en una unidad abierta, por los cambios que ello supone, sobre todo en cuanto al movimiento, todos los profesionales señalan que al final hay una gran satisfacción.
Y aunque también puede haber dudas entre los familiares de estos pacientes, "diversos estudios han señalado que en las unidades abiertas no hay un mayor
riesgo de fuga ni de tentativa del suicidio", tal y como ha señalado García Cabeza. Sobre todo porque, como explica Pérez Sola, son voluntarios que ingresan porque quieren mejorar. Él está convencido de que en un futuro estas unidades serán al norma.
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