Pocos psiquiatras se atreven a relacionar, al menos de una forma directa, la patología mental con alteraciones bioquímicas específicas. De una forma muy prudente, la psiquiatra entrevistada aquí, Virginia Soria, asocia la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) con la maquinaria del organismo para producir hormonas. Sus respuestas se basan en un trabajo difundido en el reciente
Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado en Palma de Mallorca.
¿Existe relación entre los trastornos psiquiátricos y las hormonas?
El eje hipotálamo-hipofisario-adrenal (HPA) es el principal mecanismo fisiológico de respuesta al estrés en los seres humanos, y su funcionalidad se ha vinculado a la neurobiología de varios trastornos mentales, incluyendo algunos de ansiedad.
Además, más allá del eje HPA, existe una conexión entre aspectos endocrinológicos que incluyen diferentes hormonas y trastornos de ansiedad; de hecho se han descrito síntomas de ansiedad en pacientes con patología endocrinológica primaria (por ejemplo, hipertiroidismo,
enfermedad de Cushing, feocromocitomas, etc.) o que estén recibiendo determinados tratamientos hormonales (por ejemplo, corticoides).
¿Por qué se ha fijado en el TOC para estudiar este aspecto?
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) presenta cifras de comorbilidad elevadas con otras alteraciones mentales y, en concreto, de alrededor del 40-50 por ciento con síndromes depresivos. De manera que el estudio de aspectos endocrinológicos en patologías que comparten aspectos comunes (y tal es el caso de la depresión y el TOC a nivel psicopatológico, neuropsicológico y de respuesta terapéutica) permite valorar la especificidad de los resultados, o bien vincularlos a fenotipos intermedios compartidos más allá de los diagnósticos por categorías.
¿Se había relacionado antes el TOC con el eje hipotálamo-hipofisario?
Existen trabajos previos que han abordado el estudio del eje HPA en el TOC, aunque son menos numerosos. Asimismo, los resultados referentes a la presencia de una alteración de los mecanismos de retroalimentación negativa del eje HPA, que sugieren una resistencia glucocorticoidea, son más controvertidos en el TOC que en otras patologías, como puede ser el caso de la depresión mayor, y, en concreto, algunos subtipos como la depresión con características melancólicas y con síntomas psicóticos, donde la evidencia es más robusta.
Sin embargo, hay algunos trabajos que sugieren una hiperactivación del eje HPA en el TOC, aunque quedan por esclarecer aspectos muy relevantes como la influencia de todo ello en las distintas dimensiones sintomáticas de este trastorno.
¿Qué ha descubierto en su trabajo?
El trabajo que hemos presentado se focaliza en la relación entre el eje HPA y los síntomas cognitivos en la depresión mayor y el TOC.
La evidencia científica disponible vincula estructuras cerebrales límbicas claves en el procesamiento emocional y en la memoria, en concreto el hipocampo y el cortex prefrontal, con los déficits cognitivos que se registran en la depresión mayor.
En concreto, se ha descrito una disminución del volumen del hipocampo en pacientes con depresión, lo que, además, se ha relacionado con la severidad de la enfermedad, el número de recurrencias y la resistencia al tratamiento. El hipocampo es una región cerebral con una elevada densidad de receptores de glucocorticoides que participa en la regulación del eje HPA, en concreto en los procesos de retroalimentación negativa encaminados a mantener los niveles fisiológicos de cortisol en sangre adecuados a cada momento y estímulo.
En nuestro trabajo, observamos que los pacientes con depresión mayor presentan déficits cognitivos en dominios neuropsicológicos de atención, memoria, velocidad de procesamiento de la información y funciones ejecutivas respecto a voluntarios sanos, tanto los pacientes con un episodio agudo de depresión como aquéllos pacientes en remisión ya recuperados de los síntomas afectivos.
"Sería ideal potenciar una mayor coordinación entre las especialidades de Endocrinología y Psiquiatría"
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¿Y en el caso de los pacientes con TOC?
Presentaban déficits en pruebas de memoria visual y funciones ejecutivas respecto a los sujetos control. En relación con las pruebas de funcionalidad del eje, detectamos una interacción significativa entre el diagnóstico de depresión, la respuesta del cortisol al despertar y los dominios neuropsicológicos de memoria visual y funciones ejecutivas. En nuestra muestra de TOC y de acuerdo con la literatura previa, un 40 por ciento de pacientes presentaba un trastorno depresivo mayor comórbido.
En los análisis que exploraban la relación entre los déficits cognitivos y el eje HPA, los pacientes con TOC y depresión comórbida presentaban perfiles de respuesta en las pruebas de funcionalidad del eje similares a los pacientes con depresión mayor, y claramente diferentes de los pacientes con TOC sin depresión y los controles sanos.
¿Qué repercusiones tendrán estos hallazgos?
Nuestros resultados confirman los de otros autores respecto a la presencia de déficits cognitivos en pacientes con depresión, que persisten una vez recuperados del episodio agudo.
Además, sugieren que puede existir una base neurobiológica diferente subyacente a los déficits cognitivos presentes en pacientes con depresión respecto al TOC, con un papel relevante del eje HPA en la depresión, en concreto en los dominios cognitivos de memoria no verbal y funciones ejecutivas.
Estos resultados apoyarían el desarrollo de tratamientos moduladores de la actividad del eje HPA para el tratamiento de los síntomas cognitivos en trastornos afectivos, incluso en aquellos pacientes en remisión pero con síntomas cognitivos persistentes.
¿Debería el endocrinólogo trabajar, codo con codo, con el psiquiatra?
Sería ideal potenciar una mayor coordinación entre ambas especialidades. De esta manera, se mejoraría la atención de los pacientes con trastornos mentales que se asocian con mayor prevalencia de patología endocrinológica (por ejemplo, el trastorno bipolar y la patología tiroidea, o los trastornos psicóticos y el síndrome metabólico).
También se beneficiaría el abordaje de los síntomas mentales asociados a la patología endocrinológica primaria. Subrayar y atender los aspectos endocrinológicos que existen en los trastornos mentales, tanto en la fisiopatología como en el enfoque clínico, redundará en una mejoría en el manejo global de los pacientes y los resultados en términos de salud física y mental.
Igualmente, mejoraría la detección y el abordaje tanto de eventuales efectos secundarios psiquiátricos de algunos tratamientos hormonales como de otros de índole endocrinológica en tratamientos utilizados en Psiquiatría.
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