Miguel Ángel Hurtado sabe bien la importancia que tiene acceder a un tratamiento eficaz para quien
ha sufrido abusos sexuales. Lo sabe como profesional -es psiquiatra infantil- y lo sabe como paciente -lo sufrió en primera persona-. Por eso, defiende una
especialidad que todavía no está creada en España, pero sí en el país en que reside actualmente: Inglaterra.
¿En qué momento decidiste irte a vivir a Inglaterra?
Cuando acabé la residencia de Psiquiatría, la situación laboral en España era muy mala. Estábamos en plena crisis y no había oportunidades para médicos jóvenes. Por una parte fue por motivos laborales, pero por otra me di cuenta de que en algún momento quería denunciar los abusos y era mejor hacerlo fuera del país. Por seguridad.
¿En qué hospital hizo la residencia?
Hice la residencia de Psiquiatría en el Hospital 12 de Octubre y luego la residencia de Psiquiatría Infantil en el Hospital Maudsley.
¿Trata ahora a niños que hayan pasado por una experiencia personal parecida a la suya?
No, eso lo evito totalmente, porque creo que no sería capaz de hacer mi trabajo de forma profesional. Trabajo en un área muy diferente, por ejemplo con niños con TDAH, que es más controlar medicación, autismo... E intento separar la parte activista de la profesional. Creo que es importante mantener los límites profesionales.
Le iba a preguntar si podía influir su propia experiencia a la hora de tratar a pacientes con casos parecidos.
"Si das terapia, es bueno que el paciente no sepa mucho de tu vida, porque puede influir en ella"
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De todas maneras, yo realmente tratamiento a víctimas de abuso no doy. Mi campo está muy alejado. Si hay un chaval en el centro de salud que hay sospechas de maltrato, la decisión no suele ser individual, sino del equipo multidisciplinar. Ese equipo es quien toma la decisión de notificarlo a servicios sociales y servicios sociales hace la investigación. Para recibir tratamiento, hay otros dispositivos especializados. Y eso no lo hago.
No los trata por la razón que explicaba.
Porque si das terapia, es bueno que el paciente no sepa mucho de ti, de tu vida y de tu historia, porque eso puede influir en ella. Entonces, en el campo en que estoy, mi activismo público no tiene mucho efecto, pero si fuera otra situación más traumática para el paciente y la familia, el que yo sea un activista que hace campañas tan públicas podría tener un efecto negativo en la terapia.
¿Cree que ayuda tener la especialidad de Psiquiatría del Niño, que no existe en España, para abordar estos casos?
Creo que es imprescindible. Es
lamentable que España sea uno de los pocos países de Europa donde no hay formación específica en Psiquiatría Infantil. Además, los centros infanto-juveniles están muy poco desarrollados. No tienen realmente un equipo multidisciplinar, suele haber un psiquiatra y, a lo mejor, un psicólogo, lo que es claramente insuficiente. No hay suficientes recursos. Todo eso hace que los chavales con problemas de salud mental no tengan acceso al tratamiento que necesitan y que podría disminuir su sufrimiento y mejorar su rendimiento académico y su situación personal y familiar. Sería importante mejorar la especialización en Psiquiatría Infantil y Adolescente, pero también sería importante desarrollar la infraestructura de asistencia.
¿Qué otros beneficios tendría que se implantase la especialidad en España?
Nosotros trabajamos con niños con necesidades especiales: autismo, dificultades de aprendizaje… El tener un buen diagnóstico mejora el rendimiento escolar. Muchas veces el chaval no procesa bien la información en el colegio y suspende año tras año, cuando si se le hubiera diagnosticado bien y hubiese recibido los recursos de aprendizaje específicos, funcionaría mejor. Nosotros lo que notamos es que en chavales con TDAH y autismo, cuando les diagnosticas y tienen acceso a esos recursos asistenciales, mejoran de manera importante.
¿Creen que hay diferencias entre España e Inglaterra a la hora de abordar estos trastornos?
Sí. Cuando estaba en España, si quiería especializarme en Psiquiatría Infantil me tenía que buscar yo la especialización por mi cuenta. Tenía adjuntos que decían que había que comenzar a ponerse en contacto con gente que trabaja con niños, podías apañarte las rotaciones… En cambio, en Inglaterra, tuve la especialidad de tres años donde tenía rotación en centros de salud mental infanto-juvenil, tenía rotación en una planta de Psiquiatría de agudos, en centros de especialización de trastorno obsesivos compulsivo, en trastornos de conducta… Hacía guardias de Infanto-Juvenil. Te da una formación mucho más completa y sólida, sobre todo mucho más estandarizada, porque todo el mundo que se quería formar en nfanto-juvenil al final tenía esos conocimientos básicos. Mientras que si tú montas la especialidad por tu cuenta, habrá campos en los que no puedas formarte porque no tienes acceso.
¿Cree que hay diferencias también a la hora de abordar los abusos sexuales en los menores?
"La infraestructura de diagnóstico y tratamiento a víctimas de abusos sexuales es inexistente en algunas CCAA"
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En España, la infraestructura de diagnóstico y tratamiento de víctimas de abuso sexual es, en muchas partes del país, inexistente. Y en otras está infradesarrollada. Por ejemplo, algo tan básico como que todos los menores que han sido abusados sexualmente tengan derecho a tratamientos psicológicos del Sistema Nacional de Salud no se garantiza en la mayor parte de las comunidades. Solamente hay unas pocas que lo tienen. Eso por una parte.
Por otra, muchas veces las víctimas de abuso no pueden verbalizarlo hasta décadas después. Recursos de asistencia a víctimas adultas de abusos sexuales tampoco hay. Hay comunidades que tienen un servicio de atención a la mujer violada, pero eso a un hombre que haya sido abusado de niño no le sirve de nada.
En cuanto a los métodos de abordaje, ¿qué se traería de Inglaterra a España?
Una cosa que es muy importante es que a la hora de abordar las víctimas de abuso, se tiene que utilizar un enfoque no solo multidisciplinar, sino multisectorial. Por una sencilla razón. Si un chaval ha sufrido abusos, tiene estrés postraumático, y eso afecta a su rendimiento académico. Por lo tanto suspende. Si ha sido abusado en el propio centro le cuesta mucho ir, hay muy poca flexibilidad a la hora de dar ese apoyo educativo a los chavales.
Por ejemplo, una de las víctimas de la asociación en la que colaboro, su hijo fue abusado en un colegio. Le afectó mucho. Lleva cinco años de retraso con respecto a sus compañeros y la universidad no tiene la menor flexibilidad a la hora de entender que él no puede ir al mismo ritmo que el resto. Por lo tanto, si suspende, se le penaliza: se piensa que es como a un chaval joven que se pasa los días jugando al mus en el bar.
No solamente es importante que se garantice la terapia psicológica a los menores abusados en todo el país, sino también que haya medidas especiales en las escuelas para permitirles reincorporarse al aprendizaje a su ritmo. Porque si el menor está angustiado, triste o tiene flashbacks de los abusos, no va a rendir académicamente. Eso no quiere decir que el menor era vago.
¿Haría falta que hubiese más relación entre los psiquiatras y los centros educativos?
Sí, la estrategia debería ser multisectorial. Debería ser a nivel de las comunidades autónomas, que colaborasen la consejería de Sanidad, Educación y de Servicios Sociales, y se hiciera un protocolo multisectorial.
Por lo que está contando, parece que Inglaterra es mejor para ejercer de psiquiatra infantil que España.
Efectivamente.
¿Y qué hay de las condiciones laborales?
Muchísimo mejor. He dejado el trabajo para hacer esta campaña y cuando vuelva a Inglaterra, en una semana, ya tengo otro.
¿Dónde?
Me lo gestionan por agencia. Tiene mi CV y lo va moviendo. No hay paro.
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