No todos los pacientes responden igual ante un mismo medicamento. Por ello,
Fernando Mora, jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor, explica en esta entrevista que es necesario hacer
cambios en los tratamientos de los pacientes según su respuesta a los mismos. En este sentido, el psiquiatra ha señalado que la
depresión es una enfermedad que
"puede curarse" o
"cronificarse", siempre y cuando la medicación sea la adecuada.
¿La depresión es una enfermedad que se puede curar?
Sí, la depresión es una enfermedad que, con los tratamientos adecuados,
hoy en día, se puede curar. Es cierto que, en algunos casos, como pasa en otras enfermedades, puede tender a cronificarse, pero ante un primer episodio depresivo la previsión es que se cure.
¿Por qué es necesario cambiar de antidepresivo?
Fundamentalmente por dos motivos. El primero, porque
no haya sido lo suficientemente eficaz, es decir, que la persona no mejore o no lo haga lo suficiente. En ese caso hacemos un cambio de antidepresivo, optando por uno de otra familia con un mecanismo de acción diferente. El segundo motivo tiene que ver con la mala tolerabilidad, lo que el paciente manifiesta como "no me sienta bien", se trata de aquellos efectos secundarios que hacen muy incómodo mantener el tratamiento.
¿Los síntomas residuales en depresión, como puede ser la persistencia de síntomas cognitivos, son los principales motivos de cambio?
Cada vez más. Tradicionalmente los médicos que atendemos a personas con depresión teníamos como objetivo principal que la persona se recuperara de los síntomas más graves -de la
depresión más profunda, por decirlo de alguna manera-. Si quedaba algún pequeño síntoma residual como un cierto
insomnio o ansiedad leve, le dábamos una importancia menor dado que el paciente había respondido al tratamiento. Pero, hoy en día, sabemos que es muy importante tratar todos los síntomas, incluidos los síntomas residuales, porque el objetivo es la recuperación completa de la persona.
Cuando persisten síntomas residuales, como pueden ser los
síntomas cognitivos, nos planteamos hacer un cambio de tratamiento para conseguir que la persona termine de recuperarse completamente del episodio depresivo.
¿Cómo debe realizarse ese cambio de fármaco para actuar con seguridad y evitar posibles complicaciones?
Por suerte, complicaciones graves o cuestiones de seguridad no hay con los
fármacos antidepresivos actuales, son todos muy seguros. El objetivo es hacer el cambio de tratamiento evitando que aparezcan síntomas que generen
"La depresión tiene una serie de síntomas que van más allá de la tristeza"
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malestar en el paciente y que le hagan sentirse incómodo, estos son los llamados síntomas de retirada de antidepresivos.
Estos
síntomas de retirada son generalmente leves pero resultan incómodos, pueden consistir en una pequeña sensación de mareo, de angustia o de malestar digestivo, por eso buscamos hacer el cambio de tratamiento de forma que la persona lo note lo menos posible.
Para ello tenemos diferentes estrategias. Podemos, por ejemplo, ir solapando una
retirada progresiva de un fármaco con el inicio gradual de otro, o utilizar otra estrategia como el cambio directo de un antidepresivo por otro si se considera que no hay ningún riesgo. Elegir una estrategia u otra, va a depender del fármaco que esté tomando la persona, pues hay diferentes mecanismos de acción y distintos tiempos de eliminación. Hay varios fármacos antidepresivos que permiten hacer un cambio directo de uno a otro.
¿Puede pautar ese cambio tanto el médico de Atención Primaria como el psiquiatra?
Sí, cualquier médico de Primaria está capacitado para cambiar un tratamiento antidepresivo, sobre todo cuando la depresión es una de sus áreas de interés. Esta pregunta podría trasladarse a cualquier otra patología, ¿
puede un médico de Primaria hace un cambio de tratamiento a una persona con diabetes o con hipertensión? De la misma forma, la respuesta es sí, siempre que conozca el campo y se sienta confiado para hacerlo.
Como comentaba, los médicos de Primaria están formados para realizar cambios en el tratamiento antidepresivo. Generalmente hacen una primera atención a los pacientes con depresión pautando el tratamiento y revisando cómo va evolucionando. En aquellos casos en los que la evolución no es buena, lo habitual es que los deriven al psiquiatra para que seamos nosotros los que nos ocupemos de hacer un abordaje global y más intenso de la persona con depresión.
¿Cuándo y por qué está uno seguro de que el antidepresivo elegido es el indicado para ese paciente?
Sabemos que el antidepresivo está funcionando por la mejoría de los síntomas. La depresión tiene una serie de síntomas que van más allá de la tristeza, como son la alteración de los ritmos biológicos -del sueño y el apetito- o la capacidad
"Los fármacos antidepresivos actuales son todos muy seguros"
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para disfrutar, también hay síntomas relacionados con la concentración y la atención o con la iniciativa para hacer cosas en el día a día. Nosotros
vamos evaluando en consulta cuánto va mejorando cada grupo de síntomas y si el paciente está respondiendo al tratamiento. Para valorar esta evolución podemos utilizar escalas específicas de síntomas depresivos o hacerlo a través de la entrevista clínica con el paciente. También es clave tener siempre en cuenta la propia percepción que tiene la persona sobre su estado de ánimo y su mejoría.
¿Cómo se toleran los actuales antidepresivos? ¿Es necesario mejorar aún en este sentido?
Cada vez se toleran mejor. Tal y como recogen las guías clínicas de depresión, la tolerabilidad, es decir, los efectos secundarios de los
antidepresivos deben ser tenidos en cuenta a la hora de elegir uno u otro. Así pues, es una cuestión muy importante. A lo largo de la historia de la evolución de los antidepresivos, ha ido mejorando mucho su tolerabilidad, cada vez son mejor tolerados. Existen muchos mitos respecto a los efectos adversos de los antidepresivos, como por ejemplo pensar que "nos dejan dormidos" o que
"nos cambian la forma de ser", pero esto, hoy en día, no sucede. Los antidepresivos, sobre todo los más actuales, son muy respetuosos con el organismo, a nivel de efectos secundarios, y también a nivel cognitivo. Las últimas opciones que tenemos en el mercado respetan mucho la capacidad de una persona de concentrarse y de ser uno mismo.
¿Quedan cosas por mejorar?
Pues diría que, como con cualquier tratamiento, siempre podemos ir
buscando fármacos mejores, pero a día de hoy, se ha mejorado mucho este aspecto.
¿Será posible predecir la respuesta antidepresiva en un futuro cercano, a través de la farmacogenética y otras vías?
Espero que sí. A día de hoy no tenemos la prueba concreta que nos permita
"medir" la depresión. No hay pruebas de neuroimagen ni analíticas específicas para el trastorno depresivo, pero cada día se están conociendo más aspectos genéticos, epigenéticos e inflamatorios entre otros, que parecen relacionados con la depresión, por lo que la previsión es que podamos abordar la depresión de diferentes maneras y, por tanto, predecir mejor la respuesta a los tratamientos.
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