En España, una de cada siete personas adultas padece
diabetes, una enfermedad que en los últimos años ha aumentado su prevalencia hasta alcanzar el
14,8 por ciento, siendo la segunda tasa más alta en Europa y pudiendo causar
complicaciones visuales graves que disminuyen considerablemente la calidad de vida. De hecho, una de cada tres personas con diabetes desarrollará algún tipo de pérdida de visión y, si se compara esta cifra con el resto de la población, este colectivo tiene
25 veces más riesgo de desarrollar ceguera. Es por ello que especialistas de
Miranza, grupo de oftalmología líder en España, recuerdan las consecuencias visuales que puede tener esta patología e insisten en la importancia de controlarla, con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra este jueves, 14 de noviembre.
A pesar de los riesgos que la enfermedad conlleva para la vista, aproximadamente, un
40 por ciento de las personas con diabetes nunca se ha sometido a una
exploración oftalmológica, igual de importante que otros controles rutinarios a los que deben someterse las personas con diabetes. Los
niveles elevados de glucosa en sangre también impactan en la microvasculatura del ojo y, especialmente, dañan las células y los vasos sanguíneos de la retina, un tejido muy vascularizado e indispensable para la visión. La complicación más frecuente que le afecta, ligada a la
descompensación metabólica de la diabetes, es la retinopatía diabética, considerada una de las primeras causas de ceguera en España.
Complicaciones visuales de la diabetes
Según
José García-Arumí, oftalmólogo experto en las
complicaciones visuales de la diabetes de IMO Grupo Miranza, con más de 30 años de experiencia en el diagnóstico y tratamiento de problemas retinianos, casi la mitad de los pacientes afectados por la diabetes desarrolla
retinopatía diabética: “Se trata de la
primera causa de ceguera irreversible en edad laboral y, como ocurre con otras enfermedades de la vista, puede pasar desapercibida, ya que no da síntomas evidentes en sus fases iniciales. No obstante, cuando avanza, el paciente nota una
pérdida gradual de visión y puede llegar a presentar una retinopatía diabética proliferativa, un estadio severo de la enfermedad que se caracteriza por un
crecimiento anormal de los vasos sanguíneos de la retina, lo que provoca hemorragias en el ojo o, incluso, un desprendimiento de retina”.
Por su parte, el
Francisco Gómez-Ulla, especialista en retina y cirugía vitreo-retiniana de Miranza Instituto Gómez-Ulla, con 40 años de experiencia en la prevención, diagnóstico y tratamiento de
enfermedades oculares, advierte que “tanto las personas con diabetes tipo 1 como con diabetes tipo 2 están en riesgo de padecer
retinopatía diabética, afectando a 4 de cada 10 pacientes con diabetes tipo 1 y a 2 de cada 10 con diabetes tipo 2”.
El
edema macular diabético es otra de las
complicaciones oculares de la diabetes, asociado a menudo a la retinopatía diabética y pudiendo producirse en cualquier de los estadios de esta enfermedad. Consiste en la inflamación y
acumulación de líquido en la mácula, la zona ubicada en el centro de la retina y que permite una visión central más nítida y detallada.
Otras complicaciones visuales relevantes son la
catarata, el
glaucoma o la
parálisis de los músculos oculares. Según Gómez-Ulla, “la
catarata puede presentarse en las personas diabéticas de forma más frecuente y precoz que en el resto de la población de la misma edad, igual que el glaucoma, por lo que un
diabético presente el doble de riesgo de padecerlo frente a un adulto sano”.
Abordaje de la diabetes para cuidar la salud ocualr
La
retinopatía diabética es
crónica y no se puede curar, pero sí se puede mantener a raya para que el paciente no siga perdiendo visión. De hecho, la progresión es evitable en un 90 por ciento de los casos en los que la enfermedad ha recibido el tratamiento apropiado en el momento adecuado. Los
estadios más leves pueden tratarse con
terapias poco agresivas con láser e inyecciones intraoculares, a veces de forma combinada. Estas últimas consisten en la aplicación periódica de fármacos, administrados en el interior del ojo en consulta, para actuar directamente en la retina y evitar así el avance de la patología. En la actualidad, existen
inyecciones con fármacos que son cada vez más eficaces y con efecto más prolongado, lo que permite reducir el número de inyecciones y mejorar la calidad de vida y de visión de los pacientes.
Asimismo, otro de los principales avances es el
abordaje precoz en diabéticos de tipo 1, que, generalmente, afecta a personas jóvenes. “En estos casos, apostamos por
cirugías cada vez más precoces con altas tasas de éxito, porque hemos visto que, si tardamos en operar, la recuperación visual del paciente no es tan buena”, indica García Arumí.
El
tratamiento quirúrgico también se lleva a cabo cuando la enfermedad ha avanzado mucho, en casos de
retinopatía diabética proliferativa o si existen complicaciones asociadas, como hemorragias vítreas o desprendimientos de retina.
Prevenir problemas en el ojo diabético
Para García-Arumí, “un buen
control metabólico con el endocrinólogo es fundamental para controlar los niveles de glucemia y presión arterial, que son aspectos fundamentales para
evitar la progresión de la diabetes en los ojos”. Además, hace énfasis en la adopción de buenos hábitos de vida, ya que está demostrado que esquivar la obesidad, el sedentarismo y el tabaquismo mejora el pronóstico de esta y otras enfermedades y sus consecuencias en la salud ocular.
En esta línea, Gómez-Ulla, concluye que “es muy importante que la población sea consciente de que
la diabetes sin tratamiento conduce a la ceguera, de ahí que los profesionales de la oftalmología insistamos tanto en las revisiones periódicas, ya que el
diagnóstico precoz es fundamental para evitarlo”.
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