La llegada del verano y especialmente de las vacaciones estivales suele llevar aparejada una serie de
cambios en los hábitos de vida, que en muchos casos puede llegar a
afectar negativamente a la salud. Un ejemplo de ello es el hecho de que durante este período aumentan un 20 por ciento de
pacientes hipertensos incumple su tratamiento en el periodo estival.
Ignacio Ramil, coordinador del servicio de Medicina Interna del Hospital HM Modelo, señala que “sobre todo, lo que encontramos es un
mayor porcentaje de abandono de las medidas higiénico-dietéticas. En estas fechas, es evidente que se socializa más, se come más fuera de casa, se reduce el control estricto de la alimentación, se consume más alcohol, etc. Y, en ocasiones, también se abandona más el tratamiento porque, al estar menos en casa, se abandonan las rutinas, de manera que
el hipertenso está menos controlado de lo que suele estar habitualmente”.
En este sentido, las medidas que más se relajan son la
alimentación y el
ejercicio, pero especialmente la primera. El hecho de comer más fuera, lleva implícito, por lo general, una
ingesta mayor de sal no controlada que puede acarrear problemas al paciente hipertenso.
Se puede caer en la tentación de pensar que por unos días de relajación de las medidas no va a pasar nada, pero Ramil insiste en que
depende del tipo de hipertensión que presente el paciente. “No es lo mismo una persona que tome una dosis baja de un fármaco para mantener unos niveles de tensión arterial controlados que otra que precise tres y hasta cuatro tipos de fármacos diferentes para mantener a raya la presión arterial”. En estos casos, el hecho de que se salten el tratamiento sí que puede acabar con el paciente en el servicio de Urgencias e incluso
poner en peligro su vida.
En este sentido, una hipertensión mal controlada, que no llegue a ser urgente, puede tener
repercusión sobre el músculo cardíaco y una hipertensión mantenida durante semanas o meses puede suponer también un
riesgo a nivel del aparato circulatorio, que se puede ver dañado. “La hipertensión se conoce como el
asesino silencioso, porque ataca a una serie de órganos diana cuando no está bien controlada.
Estos son riñón, ojo y corazón, aunque cualquier componente del sistema circulatorio envejece y se daña más por culpa de esta hipertensión arterial”, explica el especialista de HM Hospitales.
Medidas de control
En todo caso, el especialista de HM Modelo insiste en que es posible
compatibilizar el ocio, las vacaciones y el comer fuera con mantener a raya la tensión arterial. “Podemos conseguirlo haciendo ejercicio físico, controlando la mayor parte de las comidas en la medida de lo posible e indicando, siempre que se coma en un restaurante, que se sirvan las comidas sin sal”.
Es fundamental también
no dejar de tomar la medicación y, en este punto, el especialista apunta que también se puede favorecer esto desde el punto de vista médico, “apostando por
pautas de tratamiento fáciles de cumplir, es decir, si podemos juntar tres tratamientos en una sola pastilla, al paciente le resulta más sencillo y se favorece el cumplimiento terapéutico”.
En cuanto a la posibilidad de relajar más el tratamiento durante el período de vacaciones, depende de cada persona. Mandar el mensaje de que no pasa nada por no tomarse la tensión durante unos días puede ser válido para unas personas, pero no para otras. Es decir, un hipertenso joven, sano, con la tensión mal controlada por un
sobrepeso de 5 o 10 kg y que no tenga otra patología, no fume y esté controlado con una dosis baja de un fármaco, puede ser un poco más laxo en cuanto a su tratamiento.
“Pero un paciente de mayor edad con problemas de salud crónicos, como
una enfermedad renal o una insuficiencia cardíaca y que tome muchos fármacos para el control arterial, no puede dejar el tratamiento porque en una semana puede acabar ingresado en un hospital”, recuerda Ignacio Ramil.
Otro factor que conviene tener en cuenta es el
calor, en la medida en que puede favorecer la deshidratación de los pacientes y ésta, con un tratamiento farmacológico antihipertensivo, puede derivar en un efecto hipotensor, bajar de más la tensión arterial y generar problemas como deshidratación, desmayos o lesiones renales por falta de agua, precipitado por el calor.
“En definitiva, pedir comida sin sal en los restaurantes, hacer ejercicio y seguir la pauta de medicación habitual, además de mantenerse bien hidratados, permite
compatibilizar ocio y salud a los pacientes con hipertensión arterial”, concluye el internista del Hospital HM Modelo.
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