El grupo sanitario Ribera ha reducido la huella de carbono un 40 por ciento desde 2020, basándose en los datos de emisiones por unidad de producción hospitalaria (UPH), verificados por la entidad independiente Aenor.
La huella de carbono es el “rastro” de las actividades humanas que nos llevan a utilizar combustibles fósiles. Al hacerlo, emitimos gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono y su concentración, en aumento desde la Revolución Industrial, está directamente relacionada con el incremento de la temperatura media de la Tierra. La ONU ha hecho este año un llamamiento urgente para “mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados este siglo, reduciendo a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030”.
Los hospitales del grupo Ribera implantan cada año medidas y acciones para reducir su impacto en el medio ambiente, entre otras, la instalación de láminas solares en ventanas, el cierre de balcones, la instalación de iluminación LED, el reajuste de puntos de consigna de climatización, campañas para un uso responsable de la iluminación y el agua, dirigidas a profesionales y pacientes, como “Apaga y Vámonos” y “Púlsame cuando salgas”, o la revisión semanal y mensual de los contadores de electricidad, gas natural y gases medicinales para analizar los consumos.
El grupo Ribera apuesta por la protección del medio ambiente y la prevención de la contaminación, consciente de que este compromiso influye favorablemente en la salud y bienestar de los ciudadanos de las áreas en las que tiene hospitales, clínicas y centros de Atención Primaria.
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