Juan Abarca, presidente del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (
Fundación IDIS), ha realizado este jueves un amplio repaso a la historia de la sanidad española, para entender cómo ha llegado a la situación presente a través de momentos clave. En este análisis, ha puesto especial énfasis en la necesidad de una gran reforma para “recuperar el
gran sistema sanitario que teníamos hace unos años”.
Durante esta ‘masterclass’, ha señalado que el sistema sanitarios actual deja fuera algunas áreas como la
cronicidad, el envejecimeinto, salud mental y otras que tampoco cuentan con presupuesto específico. Ante el riesgo latente de que puedan ser desatendidas, ha reclamado la introducción de
copagos que se apliquen según el nivel de renta.
"Pretender cubrirlo todo de manera gratuita
es engañar a la gente. Hay que meter copagos por nivel de renta, es absolutamente imprescindible. ¿Por qué hay que pagarle los antiinflamatorios a todo el mundo cuando estás dejando fuera a los ancianos o los dependientes de la cobertura?", se ha preguntado Abarca durante la presentación de un nuevo informe de IDIS.
El Sistema Nacional de Salud (SNS) se encuentra en la actualidad en una situación tensionada, ya que está bajo la amenaza creciente de problemáticas tan importantes como el aumento de las listas de espera y la falta de médicos, sobre todo en
Atención Primaria.
Sin ahondar en los orígenes del sistema sanitario español, hay
puntos temporales que resultan claves para poder entender la situación actual.
Juan Abarca Cidón, presidente del IDIS.
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Así, tal y como ha narrado Abarca, hasta 1963 el Estado no se encargaba de la asistencia sanitaria individual, ya que ésta estaba vinculada a las cotizaciones sociales. Hasta ese año, en España había unos
1.000 hospitales privados, en un sistema financiado por cotizaciones sociales que concertaba con la sanidad privada.
En ese momento, se decide que el Estado empiece a asumir la asistencia sanitaria y crear así la
Seguridad Social. Durante la dictadura, se crean unos 80 hospitales y se puede decir que la sanidad pública empieza a existir tal y como la conocemos a partir de 1963.
Ya con la
Constitución de 1978 se cambia el planteamiento y, tras años de muchas discusiones, las comunidades autónomas ya incluyeron redes de hospitales privados. Incluso en esta época, cuando se hablaba de la complementariedad del sector privado era porque todavía se estaba debatiendo
si el sector público debía encargarse de todos los servicios básicos o también de los complementarios.
La idiosincrasia parte desde la
colaboración público-privada. En 1991 aparecen los primeros signos de alarma al dudar de si el sistema será suficiente para todos teniendo en cuenta el envejecimiento y la cronicidad.
En 1996, el PP llega al poder y promulga la
Ley de Nuevas Formas de Gestión, que da lugar a las famosas concesiones, “pero lo que produce es normalizar nuevos modelos de gestión hospitalaria que no estaban contemplados antes”.
El sistema sanitario ‘va tirando’ hasta la
crisis económica de 2008 con el reajuste del gasto al presupuesto. El gasto no se reajustaría hasta 2018, año en el que además se produce la revolución tecnológica, pero que no se ha llegado a cabo hasta el plan Inveat, es decir, posterior al Covid-19.
Precisamente, con la pandemia se han
disparado los seguros de salud. La sanidad privada se muestra imparable (con cada vez más asegurados) como consecuencia, entre otras, de una
mayor sensibilización de la salud y un mayor miedo. Eso unido a la situación crucial que atraviesa la pública.
Juan Abarca Cidón durante su presentación.
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Los problemas de la sanidad pública
"El problema no es que crezca la sanidad privada, es que los pacientes no pueden ir a la pública. Por eso es tan importante acometer nuevas reformas para que la sanidad
sea lo más accesible y equitativa del mundo. Nosotros somos los primeros interesados en que la sanidad pública funcione", ha destacado Abarca.
No es solo un tema de accesibilidad, también hay
problemas profesionales. Cada vez son más los médicos que se marchan a trabajar fuera de España por las condiciones laborales. Las más tensionadas son las de los médicos de Atención Primaria. Además, se unen las jubilaciones, que “no se compensan” con las nuevas incorporaciones. “Aunque la sanidad está transferida a las comunidades autónomas
, el Gobierno no se puede poner de perfil”, señala el presidente del IDIS.
Otro de los problemas que señala Abarca es que la ley del sistema sanitario es débil. Por ello aboga por una
nueva Ley General de Sanidad que esté adaptada a la situación sociodemográfica y a las necesidades actuales de los pacientes “dado que la vigente tiene más del 70 pro ciento de sus artículos derogados o no son aplicables”.
No solo eso. Ve crucial aumentar la inversión en sanidad pero reducir el gasto sanitario. ¿Y cómo? Pues propone que sea a través de
copagos, según el nivel de renta. "Pretender cubrirlo todo de manera gratuita es engañar a la gente".
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