Los puzles pueden estar hechos de miles de piezas. De cientos. O de apenas una veintena. Pero cuando alguna falta, queda incompleto. Al de Muface le queda una: la de su continuidad. Y
la crisis en las negociaciones que está viviendo la mutualidad están complicando que su figura quede completa. Mientras esa pieza continúa en el aire -a falta de la respuesta final de las aseguradoras-, y se debate su supervivencia o su muerte, cerca de 1,5 millones de personas adscritas al concierto continúan en vilo. Y de ellos,
432.296, casi medio millón, son jóvenes. “
Creo que se va a llegar a un acuerdo.
Quiero ser optimista y pensar que se va a poner por encima la salud de los mutualistas”. Así lo dice Elena Gómez, una santanderina de 25 años.
Su paso por Muface se asemeja al de muchos de los jóvenes del concierto. Primero fue beneficiaria gracias a que sus padres eran, ambos, funcionarios públicos. Poco después, inició su carrera: se convirtió en docente de inglés.
Entonces pasó a ser titular.
— ¿Cuándo comenzó a interesarse por Muface?
— En octubre, cuando las aseguradoras rechazaron la oferta del Gobierno.
Gómez rememora ese momento.
Empezó a escuchar la palabra ‘crisis’ en los medios de comunicación. Lo habló con su familia. Con sus compañeros. “
Nadie sabía ni sabe nada. Hay mucha inquietud”, explica. Sin embargo, desde el principio tuvo claro el que va a ser para ella el desenlace perfecto: “Las aseguradoras acabarán firmando”. “
Muface no es algo que ahora mismo me preocupe en exceso. Soy joven y no tengo problemas de salud. Lo que sí que me preocupa es que será de mi salud dentro de unos años si el modelo desaparece”, incide.
En su caso, ahora mismo combina la sanidad pública con Muface. Pero, en el caso de que el concierto sanitario cese, tiene clara cuál será su elección. “
Pagaré un seguro privado, en concreto en el que están mis médicos”, detalla.
Como ella otros jóvenes se enfrentan a la misma incertidumbre, pero con el mismo desasosiego. Una de ellas es María Díaz (Villanueva de Córdoba, 32 años). “Lo estoy viviendo con absoluta tranquilidad porque sé que van a llegar a un acuerdo”, dice esta joven que se adscribió a la mutualidad en 2019. Sin embargo, ella escoge una elección muy distinta:
solo optaría por la sanidad pública. “
Creo que el Gobierno tiene que invertir más recursos en ella. No podemos tener las listas de espera que tenemos”, subraya.
Ambas jóvenes son docentes, la
profesión que ocupa más del 60 por ciento de los mutualistas. Y las dos se muestran el mismo positivismo con el futuro de Muface: no va a morir.
Otros, en cambio, se muestran más negativos. “No se va a llegar a un acuerdo, y me parece lo mejor”, cuenta una joven de 25 años que prefiere no dar su nombre. Ella también es docente y aclara que opta por la sanidad pública. Sin embargo, incide en que
el fin de Muface podría suponer su colapso: “No solo creo que corre riesgo de colapsar, sino que creo que ya está colapsada. Tengo familiares cercanos viviendo en comunidades autónomas como Madrid donde ponerte en contacto con tu médico de Familia es una misión prácticamente imposible. Por otro lado, he hablado también en numerosas ocasiones con mi médica de Familia sobre el número de pacientes al que tienen que atender y es, simplemente, demencial”.
Así van las negociaciones de Muface
Mientras
el futuro de Muface sigue en el aire, las aseguradoras que dan asistencia al concierto (Asisa, Adeslas y DKV) han confirmado a
Redacción Médica que continúan estudiando los pliegos para el siguiente bienio (2025-2026). Además, han señalado
el “gran esfuerzo” que ha hecho el Ministerio para la Función Pública en su última oferta, pero han añadido que aún así siguen teniendo “grandes pérdidas”.
Las negociaciones entre el Gobierno y las tres entidades comenzaron a principios de verano. Por entonces la dirección general de Muface deslizó que la nueva prima rondaría el 27 por ciento. Pero
todo cambió la primera semana de octubre, cuando el Ministerio hizo pública su propuesta: un 14 por ciento.
La cifra estaba muy por debajo del 40 por ciento que solicitaron las aseguradoras, que rechazaron en unanimidad la oferta. Además, tanto los sindicatos como la sanidad privada tacharon al Ejecutivo de planear el “fin deliberado” de la mutualidad.
Por entonces ya se puso sobre la mesa la muerte de Muface.
Unos días después el Gobierno reformuló su oferta. Propuso un aumento de la prima para el siguiente bienio del 17,2 por ciento. La más alta de su historia. Fue aprobada en el Consejo de Ministros y pasó a licitación. Ahora el futuro de la mutualidad está en manos de las aseguradoras, que tendrán que dar una respuesta antes del 5 de noviembre a las 10 de la mañana.
Es entonces cuando el puzle de Muface se resolverá: o se colocará la última pieza o se romperá por completo.
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