Los proyectos liderados por la
Fundación Jiménez Díaz,
Clinical and Physiologic Effects of Metoprolol in the Acute Respiratory Distress Syndrome (Metdis) y
Metoprolol in Acute RespIratory DistrEss SyNdrome (Maiden), han obtenido la subvención del del
Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) para continuar la investigación sobre el uso del fármaco metoprolol en el tratamiento del
síndrome de distrés respiratorio agudo.
Ambos estudios, desarrollados en el
Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz, permitirán evaluar el impacto clínico del uso de metoprolol, lo que podría suponer “la reducción de la mortalidad o el tiempo de intubación”, tal y como ha resaltado
Arnoldo Santos investigador principal de Metdis y colaborador de Maiden.
De este modo, en cuanto al estudio Metdis, como proyecto de Investigación en Salud, es un
proyecto clínico y experimental que evalúa los
efectos fisiológicos, clínicos y biológicos del metoprolol en el síndrome de distrés respiratorio agudo. Para su realización se ha formado un consorcio del que forman parte diferentes miembros de las áreas Cardiovascular y Respiratoria del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER). De este modo, tal y como expone
Juan Martínez-Milla, cardiólogo del hospital madrileño, co-investigador principal de Metdis y colaborador de Maiden, la investigación “se centra en la transferencia y aplicación del conocimiento científico-técnico para mejorar la prevención, diagnóstico o tratamiento de las enfermedades, o la realización de actividades de promoción de la salud pública y los servicios de salud”.
Por su parte, el proyecto Maiden, de Investigación Clínica Independiente, es un
estudio multicéntrico que busca evaluar el efecto del metoprolol sobre el pronóstico de pacientes con síndrome de distrés respiratorio agudo ingresados en UCI. Así, estaría enfocado a proyectos de investigación con
medicamentos de uso humano y terapias avanzadas, no promovidos por la industria farmacéutica, y permitiría objetivar avances tangibles para los pacientes, proporcionando evidencias para su implantación en el Sistema Nacional de Salud.
Los estudios multicéntricos, que se enfocan en aspectos muy concretos, se suelen llevar a cabo por una sola especialidad. Sin embargo,
este estudio contará con la colaboración de los servicios de Medicina Intensiva y Cardiología. “En este caso, tratamos de aplicar en el campo de la insuficiencia respiratoria severa, un fármaco con un amplio uso en el terreno de la Cardiología, por lo que tenemos que utilizar lo mejor que puedan brindarnos estas dos especialidades a nivel de manejo de pacientes, evaluación o investigación”, tal y como indica Santos.
Por su parte, Martínez-Milla suma que “lo más importante es la posibilidad de aprovechar las sinergias y beneficios que brinda la colaboración multidisciplinar, no solo al nivel de la investigación, sino también para la práctica clínica y la gestión de recursos hospitalarios”.
¿Qué es el metoprolol?
El metoprolol es un
bloqueador selectivo usado en el tratamiento de enfermedades severas del sistema cardiovascular, especialmente de la hipertensión y el infarto agudo de miocardio.
Con la llegada de la pandemia, se multiplicaron los casos de Covid-19 grave en los que se desarrollaba síndrome de distrés respiratorio agudo,
que es la forma más grave de insuficiencia respiratoria, para la que en la actualidad no existe una terapia farmacológica específica y solo se puede recurrir a la ventilación mecánica a fin de mantener un nivel adecuado de oxígeno en la sangre.
Como existe un componente inflamatorio muy importante para que se desarrolle dicha patología,
Borja Ibáñez, cardiólogo intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz, analizó junto a su equipo la
utilidad del metoprolol como terapia, ya que se ha demostrado que se trata de un betabloqueante que ejerce un importante papel cardioprotector. “Tuvimos resultados esperanzadores: una disminución en la inflamación a nivel pulmonar y una tendencia a reducir los días que los pacientes necesitan ventilación mecánica”, señala el especialista, y explica que dichos resultados fueron el detonante para plantear estos dos estudios, Metdis y Maiden.
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