La cirugía de la obesidad, conocida como
cirugía bariátrica, ha demostrado a lo largo de los años no sólo ser eficaz en la pérdida de peso, sino también en la mejora de diversos trastornos asociados, especialmente en
el tratamiento de la diabetes tipo 2. Este procedimiento quirúrgico permite una pérdida de peso significativa y, en muchos casos
, elimina la hiperglucemia (niveles altos de glucosa en sangre) de forma inmediata, incluso antes de la pérdida de peso postoperatoria. Esta notable eficacia ha llevado a que la cirugía bariátrica sea también denominada como “cirugía metabólica”.
Estudios recientes han confirmado que, en pacientes con diabetes tipo 2 y obesidad, la cirugía metabólica es
la alternativa más eficaz y rentable a largo plazo en comparación con tratamientos farmacológicos, según el análisis de costo-efectividad del
Institute for Clinical Economic Review (ICER). Este tipo de cirugía permite reducir los niveles de glucosa en sangre a través de múltiples mecanismos, entre los que destacan la reducción de la absorción de hidratos de carbono y la estimulación de hormonas intestinales, como las incretinas, que facilitan el control de la glucosa.
Uno de los descubrimientos más relevantes que se han dado en el tratamiento de la diabetes ha sido
el efecto de la hormona incretina GLP-1, que se libera en el intestino delgado al ingerir alimentos. Las terapias análogas a la GLP-1 han revolucionado el tratamiento médico de la diabetes tipo 2 en los últimos años al estimular la proucción de insulina, mejorar la función cardíaca y ayudar a reducir el apetito. Sin embargo, el alto costo de estos fármacos, su limitada disponibilidad y los efectos secundarios gastrointestinales han llevado a que un alto porcentaje de pacientes abandone el tratamiento antes de finalizarlo. Según un estudio de Prime Therapeutics,
sólo el 27 por ciento de las personas que inician un tratamiento con GLP-1 lo continúa después de un año.
Frente a esta situación, la cirugía metabólica continúa siendo una opción más accesible y sostenible a largo plazo para personas con diabetes tipo 2 y obesidad. Procedimientos como el
bypass gastroileal, desarrollado por
Joaquín Resa en HLA Clínica Montpellier de Zaragoza desde 2010, reproducen de manera sostenida el efecto incretínico que favorece la regulación de la glucosa en sangre. Esta técnica, que se adapta a las necesidades individuales de cada paciente, garantiza un efecto prolongado en el control de la diabetes y en la pérdida de peso, ofreciendo una “cirugía de precisión”.
Tsai, profesora adjunta de Cirugía en la Facultad de Medicina de Harvard, ha señalado que, si bien los fármacos análogos a la GLP-1 son efectivos, el elevado precio y el escaso suministro de estos medicamentos limitan su accesibilidad y continuidad. Ante este escenario, l
a comunidad médica debe esforzarse en garantizar el acceso a los tratamientos adecuados, sea farmacológico o quirúrgico, para los pacientes que más se puedan beneficiar, promoviendo la adherencia a tratamientos que permitan mejorar la calidad de vida de quienes padecen diabetes tipo 2 y obesidad.
Beneficios adicionales de la cirugía metabólica en la salud del paciente
Además de
la reducción de peso y la mejora en el control de la glucosa, la cirugía metabólica ofrece beneficios adicionales para la salud cardiovascular y la función hepática como la reducción de la presión arterial y la mejora de los perfiles de lípidos. Esto se traduce en un menor riesgo de complicaciones asociadas a la obesidad y a la diabetes tipo 2, como enfermedades cardiovasculares, apoplejía y disfunción renal. En este sentido, l
a cirugía metabólica representa una intervención integral que no sólo mejora la calidad de vida del paciente, sino que también disminuye las tasas de mortalidad asociadas a la diabetes tipo 2 y a la obesidad. Su impacto va más allá del control de la glucosa, ayudando a prevenir y reducir la progresión de enfermedades relacionadas con el exceso de peso.
A medida que la prevalencia de la obesidad y la diabetes tipo 2 continúa en aumento,
la cirugía metabólica emerge como una herramienta clave en el manejo de estas condiciones crónicas. Con múltiples estudios y evidencias que avalan su eficacia y sostenibilidad a largo plazo, esta intervención quirúrgica es una alternativa esperanzadora frente a los tratamientos farmacológicos tradicionales. La comunidad médica tiene ante sí el reto de seguir optimizando y promoviendo el
acceso a estas soluciones integrales, de forma que más pacientes puedan beneficiarse de una mejor calidad de vida y una mayor esperanza de la misma.
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